― Por el amor de Dios, Ivoh, ¿Cuándo planeas ingerir sangre? ― Absalón camina de un lado a otro molesto cual león enjaulado. ― No quiero hacerlo ― responde el joven despreocupado. ― Tienes la oportunidad de tomar a esa chica como tú alimentadora y evitar toda esta situación pero te empecinas en dejarla como si fuera una muñeca de porcelana. ― farfulla. ― Yo jamás podría obligarla a hacer algo que no quiere. ― Niega. ― ¡Muchacho estúpido! ― El hombre lo toma por el cuello estrellándolo contra la pared ― ¿No ves que solo te haces daño a ti mismo? Si no bebes. ¡Morirás! Y me niego a perder un hijo por su estupidez ― No voy a beber de ningún ser humano, no hay manera de que lo cambies ― lo observa suspirando. ― En algún momento vas a perder el control, esperemos que no cometas una