BERLÍN, ALEMANIA.
—Yo siempre dije que ese matrimonio no duraría—afirmó Becca Van der Meulen mientras daba un trago a su copa de vino. Su marido veía la inmensidad del jardín de su mansión mientras suspiraba pensando lo desdichado que era. Tessa era una gran mujer a la que él adoraba como una hija y ahora ni siquiera había tenido tiempo de despedirse.
Nunca pudo haber imaginado a mejor mujer para estar a lado de su hijo que ella. Era preciosa, con ética, moral, inteligencia, respetuosa y con otra serie de atributos que la hacían ser una magnífica esposa. Su cuna humilde no había sido ningún problema para él pues sus padres la habían educado con valores y eso era importante. El sueco volteó y miró a su esposa. ¿Cómo podía hablar así?
—No debes hablar así, Henrik era feliz con ella.
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