GINEBRA, SUIZA. El llanto de un bebé. Hay cosas en la vida que un ser humano piensa que nunca lograra obtener. La resignación llega después de que la fé se pierde y cuando Henrik tuvo en sus brazos por primera vez a aquel pequeño niño sintió que el alma que alguna vez había quedado rota, se reconstruía de nuevo. Tessa había dado a luz a un varón, había nacido un par de semanas antes de término pero aun así se había podido mantener sin tener que recibir asistencia. Era un bebé sano y precioso. Su pequeña mano era diminuta, tan diminuta que apenas y podía rodear el dedo de su padre. Tessa había tenido un parto que la había dejado agotada y Henrik había tenido que presenciar la forma en cómo se aferraba a las sabanas y luchaba por traer al mundo al hijo que ambos habían deseado durant