Capítulo 19

2508 Words
Deiby, sostuvo una reunión con su padre esa noche y riñeron, luego llamó a su abogado y a Carolina, por supuesto ella se negó a ver en su teléfono móvil el nombre de Deiby. Deiby se dirigió a su apartamento y por supuesto no encuentro a Carolina, y sin ella ese apartamento era un lugar triste y vacío vacío. El hogar de un alegre solterón que se había quedado solo. Tal vez no lo amaba, y había esperado la primera excusa para abandonarlo, bueno no la culpaba, ese contrato era un insulto, estaba escrito como si... Fuera un acuerdo comercial, algo frío que preveía desastres en el futuro. ¡Maldita compañía y maldita familia! Nada podía estar peor, no dejaban de llamarlo por el servicio de la fiesta, para resolver detalles por pequeños que sea y no estaba de humor para encargarse. Total no o habría ninguna boda si no lograba convencer a Carolina en una semana. Quien lo pudiera creer Deiby deseaba casarse, se había enamorado sin darse cuenta. El cazador al asecho atrás de su presa y ahora había perdido ese título, ni se dió cuenta cuando se enamoró, la amaba, y solo podía aplazar un tiempo hasta que se le pasara el enojo. Carolina, llamó a Deiby,al día siguiente, este se emocionó tanto al escuchar, dijo que no regresaría al trabajo y que necesitaba ciertos documentos que estaban en su escritorio. ¡Vaya! Así que necesitaba el pasaporte y la licencia de conducir. Pensaba en marcharse. —Porque, no vas al apartamento está tarde yo estoy aquí en la oficina en una reunión. Y te llevo la carpeta con los documentos—le dijo. Carolina, titubeó pensando que era una trampa. No quería verlo todavía, no se sentía fuerte, no hacía más que llorar y dar vueltas, el día se le hacía eterno haciendo trámites para poder viajar a Londres donde tenía unos parientes políticos por parte de su madre que siempre habían ofrecido su ayuda luego de la muerte de sus padres. Tal vez podía establecerse en Londres, sabía poco inglés pero eso no importaba, le encantaba ese país, había ido de adolescente en una casa de intercambio y había pasado estupendo. Necesitaba un cambio de aires, alejarse de ese hombre al que todavía amaba y que siempre la lastimaba. No terminaría esa historia si no se alejaba por completo. Tembló mientras entraba en el edificio, necesitaba recuperar sus documentos, había estado hablando con su parienta en Londres y dijo que podía quedarse el tiempo que deseara, mientras encontraba trabajo. Había llamado a sus abogados para conocer sus finanzas. Tocó timbre y al verlo parado frente a la puerta todo su autocontrol se fue al demonio. Verlo después de tantos días la afectó. Deiby la miró con fijeza y la invitó a pasar cerrando la puerta con cuidado. —¿Deseas tomar algo? —No, gracias. Dijo Carolina. Deiby, en seguida se dió cuenta que estaba emocionada al verle, y que todavía lo amaba y estaba sufriendo tanto como él esa triste de la separación. Porque para él era un paréntesis, no el final. —Estás muy pálida. ¿Te encuentras bien?—preguntó él. Carolina asintió y contuvo las ganas de llorar. Lo amaba, y se dijo que no debió ir a verlo, estaba cayendo en una trampa, intentaría besarla, acercarse, lo conocía bien. —Deiby, necesito mi pasaporte y unos documentos con cierta urgencia. —¿Así? ¿Y por qué? ¿Harás un viaje al extranjero?. Carolina lo miró con intensidad, sus ojos brillaban y su voz se quebró. —Necesito alejarme Deiby, por favor, es lo mejor. Por supuesto Deiby no estaba de acuerdo con eso. —Por supuesto, es lo que haces siempre; escapar, huir cuando te sientes incapaz de enfrentar algo ¿No es así?. Carolina, secó sus lágrimas y se contuvo, no, no iba a llorar, no había hecho más que llorar todos esos días intentando vencer el impulso de llamarlo, de correr a sus brazos. —Yo no te pedí una boda Deiby, ni tampoco un contrato en el cual me asignas una pensión por dormir contigo. Eso es... espantoso y cruel y jamás lo aceptaré. Y cómo tú nunca reconoces un error prefieres echarme la culpa y decir que siempre soluciono todo escapando, pero no es verdad. Sabes que no lo es. —¿Entonces realmente estás preparada para terminar nuestra relación? ¿Estás decidida a olvidarme huyendo a otro país tirando a la basura todos los momentos felices que vivimos juntos? Estás ofendida, enojada y herida, puedo entenderlo, y te pido perdón por ese maldito contrato pero tú no quieres unas disculpas. Quieres escapar de mí como lo has hecho siempre porque tienes miedo y no soportas las incertidumbres, por eso te casaste con Orlando, porque con él jamás tendrías sobresaltos. El niño bueno y perfecto, un amigo fiel, un perro que se tiraba a tus pies y jamás te daba disgustos. —Es verdad, hasta que hizo que perdiera a mi bebé, pero al menos vivíamos en paz, sin contratos y con amigos y familiares que me querían y eran sinceros. Así debe ser una relación; armononiosa, con tranquilidad. Y reconozco que nuestra relación siempre fue más pasional y difícil, tú no querías casarte y no sé por qué cambiaste de idea. —¿Y por qué crees que lo hice? Piensas que estaba aburrido y me dije:"Voy asentar cabeza con esta mujer que hace sexo rico". “Te lo pedí porque me enamoré de tí y si eres tan ciega de no verlo, si eso ya no cuenta para ti... Si te vas no vas a olvidarme y lo sabes, y yo tampoco olvidaré el tiempo que tuvimos. Realmente quieres hacerlo, ¿Te imaginas cómo será tu vida o solo quieres escapar sin pensar en nada más? —No sé cómo será mi vida Deiby, pero sé que no quiero que sigas lastimándome. No fui yo quien redactó ese contrato, no me culpes de esto, si tú me lastimas ¿Crees que me quedaré, como una tonta solo porque te amo, y no puedo vivir sin ti?. Te recuerdo que una vez me dijiste que eran las mujeres las que luego de casarse se volvían unas brujas con sus maridos y como temes que cambie y sea así redactaste ese contrato. Tal vez no estés preparado para esto y puedo entenderlo. Deiby, se acercó furioso y desesperado. —Eso no es verdad, fue mi familia ellos lo hacen por la empresa, y yo no redacté el documento o debí avisarte, no lo hice, no creí que fuera importante. Y lo lamento, lamento lo que pasó, pero si piensas que no tenemos armonía y que lo tenemos no es importante entonces vete, no voy a retenerte. Carolina, protestó: —No soy yo quien quiere irse, eres tú quien siente un gran temor al compromiso y me aparta. Esta vez lo has hecho tú. No quieres una boda ni niños, siempre lo dijiste y yo no voy a obligarte a que des ese paso. Admítelo, solo querías unas noches de sexo conmigo pero no quieres dar un paso importante en tú vida. Prefieres seguir tú vida loca de soltero. Y yo siempre supe que me quedaría un tiempo pero no para siempre. Dios, quiero recuperar lo que la vida me arrebató; una matrimonio feliz, un hijo en mi vientre y ahora. Solo tengo que conformarme con un amante que me atrapa y manipula, que me enamora y vuelve loca en la cama. Pero un hombre que a pesar de ser tan fuerte no cree en el amor ni desea comprometerse con una familia. Y no lo niegues, sé que es verdad y eso no debería ofenderme, cada uno es como es y creo que queremos distintas cosas. Pero por favor, deja de acusarme, de culparme por todo, yo te amo Deiby y sé que nunca voy a amar así nunca más en mi vida, no importa si pasa el tiempo, o si nos separamos y cada uno sigue su camino. Y a pesar de amarte cómo te amo, con toda mi alma no quiero seguir, ya no soporto que me lastimes, que me enamores y luego me hagas daño; y no soy yo, eres tú quien no quiere atarse a nadie. Y lo entiendo, antes de conocerme salías con chicas y tenías la vida que querías tener, y yo estaba casada y tal vez busqué algo que tú no podías darme, lo intentaste pero no puedes. Y más triste que sufrir es comprender que esto volverá a ocurrir, que tú me lastimarás para poder evitar algo que no deseas. Al final tu hermana tenía razón, dijo que yo era una tonta al pensar que podía atraparte, al intentarlo siquiera. —Eso es lo que tú piensas, no lo que es, no lo que yo siento y no me digas que me amas cuando estás planeando dejarlo todo y abandonarme. No es cierto, tal vez todavía ames a tu ex marido, el bueno de Orlando, por eso guardabas su anillo y te enfureciste cuando te lo quité, eres tú quién no me ama. Deja de mentir, de fingir que me amas, el amor no se dice, el amor se demuestra. Y sí, me equivoqué con lo del contrato ¿Pero crees que realmente te habría pedido matrimonio si no quisiera casarme contigo?. Yo no hice ese contrato fue mi familia, mi padre, porque... olvidé contártelo pero mi hermano mayor perdió a sus hijos por no haber tomado precauciones. —Ese contrato es ilegal, inhumano y además, tienes los mejores abogados, si luego quieres divorciarte ellos te defenderán, no tiene sentido... Hablé con mi abogado y yo lo sospechaba, me hice la tonta para seguir tu juego, no porque sea una imbécil. Porque yo también tengo un abogado muy bueno al que siempre consulto cuando tengo dudas. Y ahora te pido mis documentos, y no me digas que no te amo; tú lo quieres así Deiby Hunter. Su orgullo le impedía insistir, ella no había corrido a sus brazos como esperaba ni había llorado, sin embargo la notó pálida, sus ojos había perdido el brillo y sus pupilas... —Siéntate un momento, no te ves nada bien. Nunca te había visto tan pálida. Carolina, se sentó. Por unos segundos Deybi desapareció y cuando volvió traía una carpeta e sus manos y se la entrega a Carolina. —Aqui, está tú carpeta, supongo que esto es lo que buscas. No lo abrí... Carolina, tomó la carpeta y la abrió con mano temblorosa. Sí, allí estaba su otra porta documentos con el pasaporte y de pronto lo miró. —Yo nunca te pedí una boda ni una mansión, te quería a ti y no me importaba que no te casaras conmigo si al menos me dabas un bebé, solo eso... Un bebé porque ya no tengo veinte años sabes, hay una edad para ser madre. Deiby, se acercó y tomó sus manos. —Y yo iba a dártelo, solo te pedí un tiempo para estar solos y disfrutar una relación sin bebés gritando y robando toda la atención. Es cierto, no me atrae la idea de ser padre, amor, pero sí te quiero a ti conmigo para toda la vida, por eso te pedí matrimonio. Ella miró el pasaporte sin saber qué hacer, no quería irse, quería quedarse, estaba llorando derrumbada , sabía que nada tendría sentido si se iba, que se haría pedazos. Esos días que había pasado sin él eran los más tristes que recordara. Su celular sonó entonces, inoportuno, impertinente. No podía atender, estaba llorando y Deiby la abrazó. Al diablo la llamada, lo que necesitaba en su vida era a Deiby, solo a él... Y cuando la besó lo abrazó y aunque quiso escapar ni siquiera lo intentó, sabía que estaba atrapada. “Quédate mi amor, no te vayas, si realmente me amas un poco no me dejes” le susurró él. Carolina, lo miró. —No me iré pero no quiero bodas ni una mensualidad, quiero un bebé, por favor... Carolina, sonrió sintiendo una emoción intensa, vaya, le pedía lo único que no estaba dispuesto a darle. —¿Un bebé para luego marcharte y abandonarme?. Carolina, se sonrojó. —Yo no haré eso, al contrario, me quedaré para que sigas haciéndome más bebés, porque no tendré solo uno quiero tres o cinco. Una casa llena de niños. Nuestros hijos... —¿Qué? ¿Cinco hijos? Me matarás amor, ni lo sueñes. ¿Quieres convertirme en un semental? No, olvídalo. Yo seré tu bebé si quieres, ven aquí, necesito mimos y calor... No le daría un bebé, no hasta que pasaran un tiempo juntos, solos. —Además eres una mujer joven, hay actrices que tienen un hijo a los cincuenta ¿Y tú te quejas porque tienes veintisiete? Por favor, eres demasiado joven para pensar siquiera en tener un bebé. —Quiero un bebé ahora o me iré a Londres a buscarme un semental, alquilaré uno, dicen que allí los hombres son muy enamorados y ardientes—le dijo. —¿Londres? ¿Pensabas abandonarme para irte a Londres, por qué Londres? —Tengo una parienta en esa ciudad, es una parienta de mi madre. Deiby la desnudó con prisa. —No habrá ningún bebé si no hay boda y seré inflexible en eso. La acorralaba y le demostraba que tenía el poder. —Y yo no firmaré ningún contrato. Deiby, sonrió y la arrastró a la cama. —Pero sí te casarás conmigo. —No lo sé... a veces cuando las personas se casan lo arruinan todo y tu familia debe estar disgustada con todo esto, no debe querer que te cases con una joven sin fortuna y sin un apellido importante. —Mi familia no cuenta, soy adulto amor y no permitiré que nadie escoja a quien será mi esposa. No pienses eso, lo del contrato fue un desafortunado incidente, lo pasé por alto no creí que pasaría esto. —No necesitas un acuerdo, no soy una trepadora, ni tampoco una zorra, jamás te haría daño o haría algo para perjudicarte, no quiero saber nada de ese acuerdo. Deiby, la rodeó con sus brazos y la estrecho contra su cuerpo entró en su cuerpo, ansioso y desesperado. Dios ¡Qué cerca había estado de perderla! Debía hacer algo para que se quedara pero maldita sea; no sería un bebé. —¡Oh Deiby!—gimió ella mientras lo abrazaba y las lágrimas rodaban por su mejilla. Era maravilloso, pero no cometería ese error de nuevo... buscaría un bebé, haría que esos encuentros de sexo y pasión tuvieran su fruto. Lo haría. Y ese día se quedaron en la cama el resto del día haciendo el amor. Ella no estaba cansada, necesitaba tanto el sexo para calmar la horrible angustia que había sentido esos días con esa separación, para curar su corazón roto y su vida entera... Deiby, disfrutó esa maratón de sexo sin imaginar que Carolina, tenía sus propios planes secretos.
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