CAPÍTULO QUINCE Se suponía que Sartes debía estar reparando uno de los terraplenes del puerto, trabajando junto a su padre y reforzando los grandes portones del puerto que hacían a Haylon tan inexpugnable. En cambio, pasaba el tiempo mirando a Leyana. Sartes no podía evitarlo. Había intentado concentrarse en las reparaciones que se suponía que tenía que hacer, pero cada vez que alzaba la vista de las piedras y los remaches, sus ojos se posaban en Leyana. Era muy hermosa y divertida, y estaba trabajando tan duro como cualquiera de los que estaban allí. Cada vez que estaban cerca, era como si el resto del mundo se iluminara a su alrededor y… Algo golpeó la roca que estaba al lado de la mano de Sartes y vio un remache bajando en espiral hacia el muelle. Hizo un silbido al impactar contra e