Capítulo 1

2958 Words
—Sono così felice per voi, perché avete raggiunto i vostri obiettivi. —Esa fue la última frase que le escuché decir a Luca antes del accidente. Mi cuerpo fue encontrado después casi sin vida, podría decir que fue suerte o una segunda oportunidad que me dió el cielo para vivir. No sé como desperté después en USA, allí conocí a los que me crearon y aunque no recordaba casi nada de mi familia, con el tiempo, logré hacerlo. Quise buscarlos de nuevo, reencontrarme con ellos apenas recordé todo pero Alice y Ethan me decían que era muy peligroso mientras fuera una neófita, que debía controlarme y todo eso. Ya han pasado tres años desde entonces y las ganas de verme con mis hermanos se mantienen latentes, no pasa un día que no piense en ellos. Quiero verlos, abrazarlos, es mi sueño cada noche. Sí, ya sé que los vampiros no duermen pero siempre pienso en como sería nuestro reencuentro. Por otro lado está Liam que día a día se gana mi corazón. Nos conocimos en la universidad, él era uno de mis profesores y comenzamos, poco después, un romance clandestino. Él no tiene la más remota idea de lo que soy pero mientras menos sepa, mejor, no quiero exponerlo a una tragedia. Tenemos casi tres años de relación, lo amo como nunca antes pude amar a alguien y sé qué él también a mí, no me arrepiento de dejarlo entrar a mi vida. Recuerdo el día que nos conocimos como si fuera ayer. Estábamos en Marzo del 2007, yo estaba en los últimos semestres de la carrera de Leyes en la Universidad de Nueva York. Él entró al salón como cual modelo a una pasarela, parecía una estrella de televisión. Me di cuenta que, a mi alrededor, todas se babeaban por él y para no parecer una de ellas, bajé la mirada y comencé a mirarlo con picardía. Él se presentó e hizo que todos nos presentáramos a la clase, cuando me tocó a mí, Becca se quedó mirándome. —Mi nombre es Luisanna Broggi, tengo 22 años de edad y soy italiana. Un gusto para ustedes conocerme. —Me senté de nuevo, noté que Becca no me quitaba la mirada de encima y mucho menos el profesor quien, sin miedo al éxito, me propuso salir a cenar esa misma noche y yo ni corta ni perezosa le iba a decir que no. Fuera del aula y de la universidad, Liam era totalmente distinto. Me halagaba, acariciaba mis piernas, tomaba mis manos y en el momento que buscó besarme, yo me lancé primero. Moría por probar sus labios. Pero fueron los míos los atrapados y devorados por los suyos en un salvaje y divino beso. En ese momento dejamos todo el rencor y el orgullo a un lado, nos dejamos llevar por lo que sentíamos. Me di cuenta que él me deseaba y yo a él. Pagamos la cena y nos fuimos a su apartamento. Allí la pasión se desató, nos hicimos uno los dos, con besos, caricias y en todas las posiciones que pudieran existir, incluso las inventamos. Mis gemidos tenían su nombre y los suyos, el mío. Nos pertenecíamos el uno al otro. De vez en cuando, él gritaba mi nombre y yo gemía, ambos estábamos en el cielo, justo junto a las estrellas. En su espalda, mis uñas marcadas, Liam me respondía arqueando y con embestidas más profundas, los dos estábamos a nada de alcanzar el orgasmo. Nuestras caderas se movían al mismo ritmo, como si estuvieran diseñadas para eso. Llegamos al clímax entre gritos ahogados y caímos agotados uno al lado del otro. Las respiraciones se mantenían aceleradas, la sangre corriendo por las venas, los corazones a mil por segundo y los labios hinchados de tanto besarnos. No podía creer que mi primera aventura s****l fue con mi profesor, y me encantó, lo digo así sin pena. Si pudiera, lo repetiría tantas veces como fuera posible. No pasó mucho tiempo para que cayéramos rendidos. Al día siguiente, ambos despertamos desnudos, acostados al lado del sofá, frente a la chimenea. Demasiado romántico para ser verdad. Le acaricié el torso desnudo, besé su cuello y sentí su mano bajo mi zona. Él despertó y me preguntó si estaba bien, le sonreí y me levanté para preparar el desayuno. Luego fuimos a un museo que él quería enseñarme, la experiencia fue única y en la noche al cine. Me pareció que él quería aventurar conmigo de nuevo pues en el cine, no paraba de morderme la oreja y tocarme, yo trataba de controlarme, en serio pero era demasiado fuerte lo que sentía. No me equivoqué al pensar que Liam quería repetir lo de la noche anterior. Esa vez, me atreví yo a tomar el control y a él le encantó.   Volviendo al tema, Liam es el amor de mi vida. Con él, yo voy al cielo una y otra vez. Para mí las palabras de Ethan se volvieron nada. Eso de que los vampiros no podíamos sentir era mentira. Quizá no tenemos latiendo el corazón pero disfrutamos el sexo, sentimos placer y eso no se compara con nada. Además, sus besos me llenan por completo, me hace suya con ellos. Recuerdo también que la segunda vez que lo hicimos, tuvimos sexo en la ducha. Me confesó cuanto me deseaba, yo también lo admití. Esa misma madrugada me pidió que tuviéramos un romance clandestino, dado que la universidad era muy rigurosa con esos aspectos y tenían como motivo principal de expulsión que un estudiante tuviera una relación con un profesor más allá de la académica. Pero pasó el tiempo y él no se pudo controlar más. Me llamó “mi amor”, delante de todo el salón y eso fue para mí el balde de agua fría. Todos me miraban sorprendidos, incluso Becca que también me miraba con odio. Detestaba que el profesor se fuese fijado en mí, que yo me lo fuese comido primero. Nada más por eso, me sentí victoriosa. Sin embargo, esa alegría fue efímera porque Liam decidió renunciar antes de que el chisme llegara al rector de la universidad. Cuando conversamos, en el bufet, le pregunté qué motivo dio para que le aceptaran la renuncia, me sorprendí por la respuesta. —Le dije la verdad al rector. Lo conozco desde hace muchos años, es amigo de la familia y sé que a él no podría mentirle jamás. Le conté que me enamoré de ti y para evitar un lío más grande, optaba por renunciar. Aparte que el trabajo acá en el bufet me tiene bastante cargado también. —No podía creer lo que escuchaba, sabía que me decía la verdad, lo veía en su mirada pero realmente me sorprendió que fuera tan sincero al exponer su renuncia. —¿Y qué te dijo? ¿Cómo reaccionó? —Él estaba esperando que yo se lo dijera, ya me había pillado viéndote en una charla que se dió en la cancha y pues, solo esperaba que yo se lo confesara. —Me tapé la cara de vergüenza, me daba pena imaginar que el rector también nos fuese pillado en una aventura en el baño o en el salón al final de la clase—. ¿Qué pasa, mi amor? —¿Te imaginas que nos fuese visto besándonos o haciéndolo? —Le pregunté en un murmuro, él optó por reírse bajito. La sangre subió a sus mejillas, lo que me parecía adorable. El teléfono local sonó sacándome de mi nube de recuerdos, me levanté para atender y escuché la voz más dulce que he oído jamás, la de mi amado Liam. Me pidió que me alistara lo más rápido posible para ir a conocer a la novia de Mason y para ver un video que según Caroline, su mamá, era muy importante. Me contentaba saber que Mason por fin despertó y que encontrara el amor ya que con Avery solo tenía pesadillas. Esa loca era más tóxica que el amoniaco. Liam pasó por mí a las cinco en punto de la tarde, besó mis labios como siempre y me ayudó a subir al auto. En menos de quince minutos estábamos en la mansión Crowell, allí toda la familia estaba reunida para comer pizza y ver el video que Liam me comentó. Le pregunté si realmente quería que estuviera allí, me dijo que sí, que yo era parte de su familia desde el día 1.  La ama de llaves, Olga, abrió la puerta, entramos y todos me saludaron, especialmente Mason que me recibió con un abrazo. —Cuñis, te extrañé tanto. —exclamó mientras me abrazaba—. Tengo mucho que contarte. —Me imagino, ya tendremos chance de contarnos todo y ponernos al día, ¿va? —Asentimos, miró a mi novio, lo saludó y luego nos acercamos a donde estaban todos reunidos. La muchacha que supuse, era novia de Mason, es idéntica a mí pero preferí reservarme el comentario para otro momento. Ella hablaba con Allison sobre Avery pero Daniel, el padre de Mason, Liam y Allison alzó su voz para que siguiéramos compartiendo y dejaran a un lado los temas desagradables, supuse que se refería a la ex de Mason que ahora se encontraba prófuga de la justicia. —Familia, es hora de seguir comiendo pizza — comentó Daniel. La novia de Mason cuyo nombre aún desconocía se levantó e interrumpió el discurso de mi suegro—. ¿Tienes que decir algo, querida Emma? —inquirió con curiosidad. Ahora sabía que la novia de mi cuñado se llamaba Emma. Emma... ¡Dios! ¿Será posible que ella sea mi hermana? Ambas nos parecemos demasiado y tiene su mismo nombre. Cálmate, Luisanna, cálmate que este no es el momento. Después haces todas tus averiguaciones, relájate, nena. —Si, la verdad, sí hay mucho que decir —habló Emma, yo me mantenía callada, no entendía mucho lo que ocurría. Daniel le dio el derecho de palabra, ella pidió que nos acercáramos y comenzó a hablar—: Estaba esperando que Bruno despertara porque hay muchas cosas que se deben saber. —¿De qué se trata cariño? —inquirió Caroline. Liam y Emma intercambiaban miradas a cada rato, eso me pareció extraño. —¿Y bien? —insistió Bruno con cierta curiosidad—. ¿Qué pasa cielo, que es lo que hay que saber?   —Liam, ¿tienes el DVD? —preguntó Emma, mi novio asintió. Se acercó, encendió tanto el reproductor como el televisor y al cabo de unos minutos le dio la palabra de nuevo a Emma. —Lo que van a ver y escuchar es del día de la confesión de Avery. Es importante que presten atención. —Le hizo señas a mi novio y él, enseguida, dio play al video. Media hora más tarde, todos estábamos en silencio. El video terminó y Caroline tenía su maquillaje regado a causa de las lágrimas. Daniel, el responsable de todo el escándalo, permanecía en silencio. Liam y Allison permanecían al lado de Emma pero el que más necesitaba apoyo de los tres era Mason. Fue el peón vilmente utilizado por dos malditos ambiciosos que solo pensaban en ellos mismos, unos egoístas de lo peor. —No puedo creer que esa mujer haya inventado todo eso —susurró Caroline. Me dio dolor ver a mi suegra tan devastada. Emma le aseguró que no era ningún invento y Daniel le lanzó una mirada de odio. —¿Acaso no recuerda lo que dijo esa mujer el día que fue al hospital? —Mason se alarmó. —¿Me fue a visitar la muy descarada? Sí que es una arpía venenosa. —susurró Mason. —No sé como no nos dimos cuenta antes. Yo sabía que esa niña era de muy mal augurio pero... Jamás me imaginé esto. —alegó mi suegra. —Nadie es lo que parece ser. —musitó Daniel, —No seas tan descarado, papá. Tú eres el menos indicado para decir eso. —increpó Mason, en su voz pude percibir el dolor, el odio hacia su padre. No era para menos. —Fuiste el amante de esa mujer, le diste la idea de estar con mi hermano quien sabe con qué propósito —escupió mi novio. Liam estaban tan o más molesto que Mason. —No eres quien pensábamos. —masculló Allison, con la voz quebrada. —¿Es que acaso no es obvio? —demandó Mason, cargado de odio—. Esa mujer solo quería el dinero de la familia y tú querías tenerla más cerca. Claro, y el ingenuo de Mason fue el blanco fácil de ese monstruoso plan, ¿a que sí? Como yo era el único que no tenía pareja, a mí me la tuvieron que enganchar. ¡NO ES JUSTO, MALDITA SEA! ¿POR QUÉ? ¿ERA ESA LA SOLUCIÓN? Mason estaba furioso y no era para menos. Su propio padre lo había traicionado para satisfacer sus más carnales deseos. Avery era su amante y para tenerla más cerca, se la enganchó a Mason así nadie sospecharía de su idilio. Daniel trató de explicarse pero Caroline le interrumpió con una risa amarga. —¿Por qué hacernos esto a tu hijo y a mí? Explícanos el por qué... Yo no comprendo la razón de tu infidelidad. —Estamos esperando una explicación, Daniel —susurró mi novio. El hombre parecía no encontrar la forma de hablar sin cagarla. —Todo lo que Avery dijo es cierto, pero créanme cuando les digo que nunca me imaginé que sería capaz de semejantes barbaridades, nunca pensé que esto terminaría así. —Noté como Mason se reía, el sarcasmo abundaba en sus expresiones. —¡No me jodas! ¿Cómo crees que iba a terminar todo esto, ah? ¿Con un final feliz? Tú disfrutando a Avery, ella sacándome todos los dólares y yo como un cabrón, no me jodas. —Mason estaba descargando toda su furia y con mucha razón—. Explica ahora el motivo de tu infidelidad, ¿por qué mierda le hiciste eso a mamá? ¿Y por qué me embaucaste a mí en eso? —Yo solo quería que fueras feliz, Mason. —¿Lo dices en serio? ¡SER FELIZ NI UNA MIERDA, PAPÁ! —escupió Mason con rabia— ¿De verdad crees que sería feliz con ella? ¿Cómo iba a serlo con una mujer que nunca me quiso, y mucho menos que yo no quise? Esa relación fue una farsa, todo fue una maldita mentira —Mason pateó la mesa, Liam le detuvo para que no cometiera otra estupidez. —Y lo que más me duele es que toda esta mierda fue idea tuya. Tú provocaste todo esto. —Hijo, por favor, es tu padre —aflojó Caroline— Deberías considerar el hecho de que vivirá con nosotros. —Mason, Liam y Allison la miraron incrédulos. Hasta a mí me costaba creer lo que estaba escuchando. —No creo que seas... ¡No seas estúpida, mamá! — exclamó Mason, escupiendo fuego—. ¿Piensas absolver toda esta desmesurada traición? Me vendió como un blanco fácil, y a ti... ¡Te fue infiel por años! ¿De verdad lo vas a eximir de toda culpa? —gritó embravecido. En los tres años que llevo conociéndolo, nunca lo vi así. Emma se dio la tarea de intervenir por el bien de todos los presentes. —Ya basta, por favor. Mostré este video todos debían saber lo que estaba ocurriendo. Soy consciente de que, en parte, tengo la responsabilidad. Pero si no lo hacía, Daniel no lo iba a hacer jamás. Fue mi error, lo sé. —No, Emma, tú no tienes la culpa de nada. —espetó Allison—. Al contrario, hiciste que abriéramos los ojos, que nos diéramos cuenta de quien es este señor en verdad. No sé como agradecerte. —La más joven de los Crowell se acercó a Emma y la abrazó. —Yo no soy de participar en estos  conflictos pero estoy muy de acuerdo con lo que Emma hizo. Yo habría hecho lo mismo si se tratara de hacer justicia. —Ella me miró y me dedicó una sonrisa. —Mi amor, es verdad lo que Ally y Lu dicen, fuiste muy valiente y eso lo aprecio mucho, mi vida. —Mason la besó en la frente y luego los labios. —¿Y qué? ¿Dejaremos que este hombre siga viviendo aquí? —habló Ally, de sus labios solo emanaba ira y desprecio hacia Daniel. La entendía, mi padre también traicionó a mi mamá por años con una vagabunda de cabaret. Aun después de muerto, no he podido perdonarlo por eso, no he hecho el intento tampoco, a decir verdad. —Por mí que se pudra. —escupió Liam con rabia. —Te diría que te fueras con Avery, pero ella está prófuga de la justicia, así que por mí te puedes ir al mismísimo infierno. Es donde mereces estar por traidor. —masculló Mason, quien tomó de la mano a Emma. —Fuiste mi gran amor, pero es una lástima que no lo hayas valorado. No puedo permitir que vivas en esta casa cuando acabaste con la hermosa familia que teníamos. Yo pienso igual que mis hijos, te puedes mudar cuando quieras, pero yo no quiero verte más aquí —repuso Caroline. —¿Cuando quiera? ¡Que se vaya hoy mismo! —exclamó Mason. —Esta misma noche me iré si es lo que quieren —replicó Daniel, con lágrimas de cocodrilo—. Sé que lo merezco. Eso y más susurré para mis adentros. —Claro que lo mereces —aseguró mi novio—. Tu traición tiene su castigo, asúmelo.
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