Estaba en mi cuarto acostada en la cama con la cabeza colgando. Seguía pensando en las palabras de Juan Carlos y eso que a pasado una semana. No me las puedo quitar de la cabeza, una y otra vez se repite la frase en mi cabeza, como si fuera un disco rayado. Era sábado por la mañana, seguía en pijama, en total oscuridad. No había bajado a desayunar aunque me estoy muriendo de hambre en estos momentos, pero tengo tanta flojera de levantarme, bañarme, cambiarme, arreglarme y bajar; que prefiero quedarme aquí la cama y aparte estoy en mis días. La puesta se abrió, escuché las voces de mis hermanos y luego entraron cerrando la puerta. -Emma- me llamaron y me acomodé en mi cama -¿Qué?- pregunté sin moverme -Enciende la luz, no se puede ver nada- dijo Luke mientras tonteaba -Préndela tu- con