Una semana después
—Don Paolo Rossi hemos cumplido con el plan, los chinos han retrocedido de nuestros lugares de venta de opio, sin embargo tuvimos varias bajas. —Me dice el viejo Nenè Geraci mostrando autoridad en el semblante.
— ¡Muy bien mi viejo lobo de mar!, los chinos no deben por ningún motivo ocupar nuestros territorios. —Le contesto tranquilamente mientras me pongo a fumar.
—Mi señor la ayuda de don Franco Calderone llegó a tiempo, varios gánster incluso mercenarios tuvieron una fuerte pelea con la gente de Mao Te. —Me responde.
Nenè Geraci es el número tres en la jerarquía de la mafia europea, después de mí y Franco. Él tiene el cabello canoso, su rostro es arrugado con una cicatriz en la mejilla derecha, sus labios son finos. La mirada es fría como el tempano de hielo, de pocas palabras pero experto pistolero. “Donde pone el ojo pone la bala”.
Por lo general usa ropa simple, una chaqueta vieja sin usar corbata, pantalones oscuros y utiliza un bastón de color gris con filos de oro.
Es el encargado de eliminar a las personalidades representativas de la antimafia y peligrosos gánster que buscan arrebatarnos nuestra jugosa clientela.
Menos mal nos hemos sacado un dolor de cabeza por el momento, sin embargo, Mao o Te y sus aliados no descansarán hasta salirse con la suya. Si su amenaza sigue poniendo en peligro a nuestro imperio debo de influenciar a mi hijo Filippo en la mafia, él tiene contactos con latinos especialmente con los colombianos y mexicanos.
Aunque hace unos pocos años atrás Pablo Escobar y el señor de los cielos fallecieron, eso no me impide que levante poderosos aliados en los carteles de Medellín y Tijuana, pero eso lo hago si es solamente necesario.
¡Riiing, Riiing!
¡Riiing, Riiing!
—Paolo me acaba de llegar la buena noticia que nuestra gente hizo retroceder a los chinos. ¡Excelente! ¡Excelente! —Don Franco exclama con júbilo por la victoria obtenida.
— ¡Así es compadre!, Mao Te no pudo salirse con las suyas al tratar de incursionarse en nuestro mercado de opio. —Le contesto expresando también satisfacción.
—Es tanto mi regocijo que he decidido hacer una gran fiesta en la mansión de Nápoles, quedas invitado Paolo. —Me dice Franco con alegría.
— ¡Grazie Franco! ¡Grazie! —Le expreso gentilmente.
—No olvides traer a Filippo para que se defina el día de la boda con mi querida Alessandra. Es mi deseo unir a nuestras familias. —Franco me comenta alegre por la pronta celebración nupcial.
Me despido de Franco sin decirle nada a cerca del pronto matrimonio de nuestros hijos. ¡Eso no quiero que pase!, Alessandra es mía yo soy el primer hombre que conoció su desnudez.
Aunque sea mi querido hijo no puedo soportar ver a ella en sus brazos menos aún si están casados.
¡En vano continúo con este amor imposible!, debo dejar a Filippo ser feliz con Alessandra, él se la merece por lo mucho que la ama, además mi hijo es joven, guapo, elegante, refinado, rico y poderoso. Yo en cambio voy a los 60 años de edad y no tengo la misma vitalidad de antes.
Narración de don Franco Calderone
Mansión Alessandra Bellezza, Nápoles
Una de mis mansiones favoritas se encuentra en la bella Nápoles la ciudad natal de la pizza y cautivante por sus impresionantes vistas de la bahía y sus maravillas arqueológicas. Las bambinas aquí son tan hermosas como mi querida Venecia.
La residencia es digna de un poderoso y respetado capo como yo, estoy orgulloso de esta magnífica construcción. En todos los pisos hay suite privadas para mis invitados especiales, dos grandes salas de reunión y sirvientes corriendo de un lado para otro. Todo está adornado de color rojo-blanco representando la pureza de mi amada Alessandra.
Las canchas de tenis y fútbol son mis favoritas, con mi hija paso jugando todos los fines de semana. Al lado hay un estanque lleno de peces de todo color y no muy lejos de allí un inmenso jardín rodeado de dos piletas de agua.
En la parte este está ubicada una pequeña piscina con mini bar, jacuzzi y sauna para deleite de la familia. Todo está cercado por mi gente incluso tengo dos franco tiradores vigilando las 24 horas del día.
En este lugar voy a realizar la gran fiesta en honor al triunfo sobre nuestros adversarios y la futura boda entre mi hija y Filippo Rossi el hijo de mi mejor amigo.
Este evento debe ser una celebración increíble. Llena de magia, estilo, elegancia y sobre todo de momentos únicos que puedan ser recordados toda la vida. Quiero que todos los invitados se lleven en la memoria recordar el día que harán parte de los hechos de esta inolvidable celebración.
El salón principal cuenta con espacios para que cada elemento de la decoración encaje perfectamente con las mesas, techos, luces, pisos y paredes. El banquete, la música y artistas que cumplan con su parte en la fiesta, por eso esta pista de baile es ideal para animar el evento.
Todo debe ser atendido con elegancia y estilo combinando con el mejor personal idóneo para la atención con etiqueta de acuerdo a cada tipo de invitado. Finalmente brindar los mejores licores (Coñac, whisky, champán, brandy)
A la mañana siguiente
Mi hija al bajar por los escalones en forma de caracol viene elegantemente vestida con un traje ajustado al cuerpo de color blanco con varias aplicaciones tipo Brokat en color plateado alrededor del cuello, complementado con laminillas, lleva un cinturón brillante del que se desprende una combinación con capas sueltas en tull.
En el lado derecho se perfecciona con una cola que supera el largo inferior elaborado con una combinación entre tull blanco y aplicaciones color plata. ¡Es una preciosura mi bambina!
—Alessandra luces hermosa con este vestido de gala. —Le digo a mi hija expresando admiración por su perfecto rostro y vestimenta.
— ¡Papá estoy tan esplendorosa como una princesa de verdad! —Ella me contesta dando un giro lento y delicado alrededor mío.
— ¡Sin duda alguna eres la bambina más hermosa del mundo! Ven y abraza a tu querido padre. —Alessandra me envuelve en los brazos demostrando el inmenso cariño que me tiene.
—Papá ¿si va a venir mi padrino? —Ella me pregunta con cierta inquietud y desasosiego.
—Por supuesto mi bambina, él es mi mejor amigo y el padre de tu futuro esposo. ¡Vaya pregunta la que me haces! —Le respondo frunciendo un poco el ceño.