Saxofón del amor

***MARCELO*** Había ido al hospital tras una cortada que fue un poco profunda la cual no fue nada de cuidado, quería que acabaran lo más rápido posible para ir al asilo donde estaba mi esposa, mi viejita hermosa como yo le decía de cariño, salí lo más rápido que pude del hospital cuando de pronto choque con una mujer joven se parecía a mi Violeta de Joven tenía su cabello castaño verla me recordaba a la hija que nos arrebataron hace más de 20 años. ― Lo siento, no me fije ― hablo la chica dándome una pequeña sonrisa. ― Veo que está muy lastimado, deje atenderlo ― respondía queriendo llevarme a la sala de urgencias, pero yo me negué. ― No descuida, estaré bien, mi esposa me espera ― dije un tanto apurado por lo que ella me miraba extrañada. ― Ella me espera en una residencia de ancianos como yo ― le hablo tratando de explicarle dándole una razón para no volver al hospital. ― Bueno, si es así deje pagarle un taxi para que pueda llegar con su esposa de seguro ya está preocupada ― me respondió la chica, por lo que yo solo negué con la cabeza. ― Ella no me recuerda hace más de 6 años que no me reconoce ― le respondí con tristeza, quería que ella me recordara, pero tendría que suceder un milagro para que me recuerde, me fui sin decirle nada a la chica, estaba demasiado apurado que solo quería estar con Violeta al llegar ella estaba en esa silla de ruedas mirando las aves yo le agarre la mano, pero ella la alejaba era normal en ella, ya que la enfermedad que padecía hizo que se olvidara de mí. ― Sabes tengo una historia que contarte ¿Quieres que te cuente esa historia? ― le pregunte a mi esposa por lo que ella asiente la avanzada enfermedad, hizo que ella dejara de hablar, abrí el libro que su hermana había escrito de nuestro amor, ella decía que nuestro amor merecía ser eterno y por ello escribió ese libro antes de morir comencé a leerlo haciendo que ella pusiese atención en nuestra historia. 40 años atrás 17 de octubre de 2018 *** VIOLETA *** Me levanto con pereza al escuchar la voz de Diego, mi madre se escuchaba encantada, mi padre bueno, él era muy cortante, casi no hablaba, pero podía notar que no le caía bien, pero tenía que aceptarlo si quería que nuestra empresa se salvara baje las escaleras y lo veo a el impecable con su traje mirándome con desagrado, pues me encontraba en pijama y algo desarreglada por lo que él se acerca a mí sujetándome del brazo un poco con fuerza. ― Sube ahora mismo a cambiarte, no me hagas quedar en ridículo ― me reprendió Diego, estaba por hablar por lo que él me abraza susurrándome al oído. ― Más vale que no protestes ni hagas una de tus escenas ― me dijo Diego haciendo que solo me soltara del bruscamente subiéndome a cambiar de ropa y arreglarme un poco. Pero al llegar a mi habitación avente mi celular estaba furiosa, estaba cansada de Diego ¿Desde cuándo se había vuelto un patán? ¿Dónde había quedado aquel chico que era atento que le causaba ternura mis tonterías dónde? Ahora se había vuelto arrogante, presumido y vanidoso después de darme una larga ducha pensando que haré con mi vida o más bien que me hacía falta podía notar que desde hace tiempo ya nada era igual, una amiga mía me decía que pasaban mujeres a su oficina a verlo podía imaginarme para que, sin embargo, yo no podía decirle nada a mi madre me diría que él no es así que es un hombre recto ¿Qué podía hacer ante ese aspecto? Solo quedarme callada deseando un bello amor como lo veía en las películas... Baje las escaleras, mi madre estaba platicando con Diego, mi padre se había marchado sin decir nada más, por lo que yo me acerque a la mesa haciendo que Diego sonriera. ― Bueno, hija que bueno que bajas Diego ya estaba preocupado ― dijo mi madre por lo que yo me limite a sonreír. ― Vamos ― respondió Diego tomándome la mano hasta llegar al auto nuevo que se había comprado. ― Te llevaré a un lugar muy prestigioso y reservado, espero que no digas tonterías ¿Estás de acuerdo? ― me dijo Diego de mala gana, por lo que yo asentí un poco, por lo que él maneja hasta llegar a ese bello restaurante, era muy bello a simple vista había música se podía percibir que era un hermoso lugar nos sentamos para estar más cerca de la música mientras que Diego pedía la comida yo me perdía en un músico que no conocía. Él estaba tocando un instrumento, una melodía que relataba lo que yo necesitaba realmente en mi vida y ese era un ángel el cual llevo buscando dentro de esta monótona vida que llevo podía notar que me miraba si él me miraba, pero eso no me incomodaba, por el contrario, por muy estúpido que suene hizo que le sonriera levemente... ***Marcelo*** Podía notar la tristeza de esa chica que estaba frente a mí era muy bella estaba acompañada de un chico que al parecer era su novio vi que ella le tomaba de la mano, pero solamente él la quitaba bruscamente haciendo que ella agachara la mirada como si quisiera llorar para mí era un bello ángel que se me había aparecido de repente frente a mis ojos ella volteaba a todos lados como si quisiera escaparse yo seguía tocando el saxofón mi instrumento el cual yo sabía tocar muy bien quería ser músico y bueno lo estaba logrando tocando en restaurantes, pero mis ojos se desviaban a esa bella dama que estaba con su mirada perdida o mejor dicho con una melancolía que se le notaba en su bello rostro. ***Violeta*** La ida a comer con Diego era amarga, yo le tomé de la mano, pero él solo la quito bruscamente haciendo que yo agachara la mirada, quería llorar, pero solo apreté la servilleta. ― Por favor, Violeta, deja de hacer tus ridiculeces ― me dijo Diego haciendo que yo lo mirara desconcertada. ― ¿Llamas ridiculeces a tomarte de la mano? Se supone que eres mi novio ― le dije a Diego, por lo que él solo rodó los ojos en forma de fastidio. ― No estoy de humor para tus escenas Violeta, ya no somos unos niños para estar con ridiculeces románticas ― me contesto Diego, un tanto molesto. ― Ese es el problema contigo, Diego siempre estás de mal humor ¿DÓNDE ESTÁ EL DIEGO DEL CUAL YO ME ENAMORE DONDE? ― le pregunte a Diego parándome de la mesa. ― No me hagas una escena y vuelve a sentarte en esa maldita silla ― me dijo Diego entre dientes, podía notar que él estaba molesto, sin embargo, yo estaba cansada de aguantar esa comida. ― No lo haré quédate con esta estúpida comida, yo me largo ― le respondí furiosa agarrando mi cartera para irme, por lo que él se levanta del asiento siguiéndome hasta la salida de ese restaurante. ― ¡Ven aquí ahora mismo Violeta! ― me gritaba Diego, por lo que yo lo ignoraba hasta que él me siguió agarrándome con fuerza del brazo. ― ¡Suéltame! ― le grité a Diego por lo que él me sujeta de los hombros. ― ¡Déjate de tus niñerías! ¿Entiendes? ¡Te dije que no me hicieras una maldita escena! ― me gritaba Diego de vuelta. ― ¡Estoy cansado de esto Violeta, de tus actitudes, de tus tonterías y que digas puras incoherencias! ― me recriminaba Diego, por lo que yo me solté bruscamente de él. ― ¿Cansado estás de mí? ¡Yo soy la que estoy cansada de ti Diego! ¡ESTOY CANSADA DIEGO CANSADA DE ESTA RELACIÓN QUE NO NOS LLEVA A NINGÚN LADO! ― gritaba desesperada, por lo que sin decir nada más me fui del lugar dejando a Diego con la palabra en la boca. Decidí caminar este día, no podía ser mejor, pensaba sarcásticamente, caminaba sin rumbo fijo, sin fijarme tan siquiera donde iba cuando de pronto choque con alguien tirándole un instrumento me agache al igual que él encontrándome con la mirada de aquel chico que me miraba sonriendo como si me conociera de hace años.