Expiación

            Nueva Orleans, Luisiana, año 2014.     —¡No! Lizzy, No —mis gritos de desesperación salen de lo profundo de me garganta, mi pequeña, mi gran amor me ha convertido en mortal cayendo en la trampa del maldito de Lancaster. Krista, Hank y Thomas se abalanzan contra la horda de vampiros que comienzan a atacarnos, mientras me quedo atónito mirando como el tipo huye con mi novia en brazos, Vamos Adam, no puedes dejar que se la lleven>>; comienzo a correr, aún tengo un poco de fuerza cómo para sacar algo de poder —¡Adam, no vayas! —resuena el grito atronador de Thomas que me deja perplejo, no abandonaré a Lizzy, no pueden llevársela, ella es la razón por la que vale la pena mí existencia, trato de acelerar mi paso, pero tropiezo en el intento. —¡Lizzy! —más que un grito es como un alarido saliendo de mi interior, el imbécil de Lancaster me hizo tragar el polvo, veo como se aleja y yo termino derramando lágrimas mientras golpeo con mis puños el pavimento destrozando mis nudillos, de pronto escucho pasos acercándose tras de mí. —Leto, ella, ella… —balbucea Krista a mis espaldas. —¡Se la llevó maldita sea! —sollozo. Mi fortaleza cae a pedazos, las lágrimas brotan con más violencia, el sabor alcalino de su sangre aun enjuaga mi boca, ahora puedo asegurar que es distinto, soy un simple humano, es lógico que la sangre no me apetezca, ella me dio vida a cambio de la suya, un sacrificio que no pretendo que se lleve a cabo, tengo que rescatarla, tengo que estrecharla de nuevo entre mis brazos para oler su suave aroma a jazmín; siento una mano posarse sobre mi hombro. —Levántate hermano, debemos ir por ella —señala Hank decidido, solo atino a asentir sin siquiera poder levantar la mirada, el hueco en mi pecho se hace cada vez más grande, el dolor por la pérdida, es la primera vez en siglos que experimento esta sensación desgarradora, pero la primera vez en mi existencia que siento cómo si un pedazo de mi alma me fuese arrancado, no, más bien se le parece al dolor de cientos de cuchillas desgarrándome la piel. Me limpio las lágrimas con el brazo y me ayuda a levantarme, la adrenalina comienza a ceder y con ello, el dolor en mis manos es más perceptible. —Se que duele, pero pronto la tendrás contigo, te tengo una sorpresa —espeta, lo miro con extrañeza, él me señala con la cabeza el camino. —¿Que esperas? Ven —sugiere, camino junto a él y Krista, el verlos tomados de la mano causa que mi corazón de un vuelco, si hubiera atendido su llamado de auxilio solo, quizás no se hubieran llevado a Lizzy. Desde que conozco a Elizabeth me volví algo sentimental, > dice mi consciencia, al detenernos, veo a Thomas y a su lado, arrodillado en el suelo un tipo, su larga melena negra enmarañada cubre su rostro impidiendo que lo reconozca. —¡Da la cara, imbécil! —vocifera Hank furioso, mi sorpresa hace que mi corazón martillee a un ritmo acelerado, mis ojos se abren y doy un paso atrás trastabillando. —Héctor —vacilo—. ¡Héctor, maldita sea! ¿Qué demonios crees que haces? El tipo frente a mí solo sonríe de forma tenebrosa, frunzo el ceño, el que una vez fue mi aliado, alguien de la banda, me traicionó, seguro sabía de los planes de Lancaster, sabía a quién atacaba, pero ¿Qué lo motivó a ello? —No debes traicionar a tu r**a Adam —masculla. —Vas por el camino equivocado joven, el camino de la verdad es el que nosotros seguimos —responde Thomas, pero con ira arroja a Héctor. —¡¿Cuál equivocación?! —grita—. Ustedes nos matarían, ¡La usarían para asesinarnos! —¡Idiota! —mascullo—. Por lo menos ¿Sabes el verdadero sentido del vampirismo? Eres un estúpido neófito con escasos cuatro años de existencia, habla ahora de una buena vez ¿Dónde está Lancaster? —pregunto furioso, él solo suelta una sonora carcajada, pero eso saca de sus casillas a Krista que lo toma con fuerza por el cuello, este la mira horrorizado, sé que Krista puede llegar a ser impulsiva, pero sinceramente no me esperaba un acto violento, no de esta magnitud. —No podré matarte con mis manos —declara intimidante—. Pero el sol lo hará por mí, y conozco el lugar perfecto en donde encerrarte con un bello tragaluz con barrotes para que no logres escapar, así que abre la maldita boca —increpa. Thomas se acerca a mí mientras Krista sigue con su “interrogatorio”. —Adam, eres un humano ahora —afirma, yo solo puedo dar un pesaroso asentimiento. —Por lo que más quieras, transfórmame de nuevo, debo buscarla debo traerla aquí —suplico, suelta una pesada respiración, algo lo acongoja, lo puedo percibir. —Sí te transformo jamás volverás a ser humano, no creo que la sangre de la señorita Rousseau funcione dos veces, vas a perder la oportunidad de una vida normal. —Jamás podré vivir sin ella —aseguro sin necesidad de pensar, los labios de Thomas se curvan en una sonrisa, pero pasa de ser un tipo amigable a contorsionar su rostro de forma horrorosa para en un parpadeo sentir como me toma con fuerza por los brazos y encaja sus colmillos en mi cuello, el ardor se expande por mi cuerpo enseguida, siento como el ritmo de mí corazón se acelera y casi al mismo instante comienza a descender drásticamente, experimento un frío atroz, no puedo moverme, me percato de un cambio de posición y unas convulsiones violentas sacuden mi cuerpo con fiereza, todo se vuelve borroso. —Ya pasará muchacho, ya has vivido esto —escucho en apenas un susurro y todo se obscurece.    ******            ******    —¡No! —Abre la maldita boca, ¿Dónde está? —Hay una ciudad subterránea, la entrada es por un sótano de una casa abandonada en la calle Royal, no lograrán llegar hasta ellos, somos demasiados, no podrán hacerlo. —¡¿Aun te consideras uno de ellos?! idiota vamos a ver si después de quedarte sin ojos quieres seguir siendo de los malos. Escucho los gritos en el lugar, mis ojos se abren, me siento un poco aturdido, he vuelto, la vista super desarrollada, olfato sensible y oído, han vuelto, el dolor ya no está, me incorporo, >> —Tus pensamientos parecen gritos en mis oídos —declara Thomas a mi lado—. Dormiste mucho, son las seis de la tarde. —¡Wow! Más de doce horas, ¡Maldita sea! —vocifero poniéndome de pie. —No te preocupes muchacho, al parecer la señorita Anderson sigue las enseñanzas de su padre como policía, eso de los interrogatorios le va como anillo al dedo —dice inclinado su cabeza hacia donde se encuentra la pelirroja. —¡Vamos, cara de culo! suéltalo ya ¿Cuántos son? —la boca de marinero de Krista hace que mis oídos retumben, corro hasta donde están, me acerco a Héctor tomándolo por el brazo con fuerza, su rostro se encoge. —Puedo arrancarte el brazo si quiero —mascullo ejerciendo presión—. Así que di de una buena vez, ¿En qué parte del subterráneo están? ¿Cuántos son? Hay alguien más arriba de Lancaster, sé que se trata de Vladius así que dime ¿Cuál es el plan? porque te juro que sí la pierdo no podré matarte, pero sí lo hará el sol de una forma horrible al amanecer, no quiero que mientas —increpo, Héctor hace un mohín. —¿Que gano yo? —pregunta. —Anhelabas una segunda oportunidad —afirmo—. Ver a tu hija de nuevo y ser humano, ella puede volverte uno, así que abre la maldita boca de una vez. Mi agarre se intensifica, su brazo está por zafarse, traga en seco. —Ya, ya te lo diré todo, lo juro —dice temeroso—. El subterráneo está dividido en tres sectores, son en realidad pocos hombres, estamos hablando de trescientos vampiros, no más, aunque suene patético el número son fuertes y se dividen en cien por sector, el primero tiene calabozos, el segundo tiene sensores y cámaras de vigilancia, vampiros con lanzallamas y cosas así y en el tercer nivel se encuentra él, que aunque es viejo, tiene una gran habilidad de jugar con la mente, nos hizo entrar en su batallón, un maldito no mata a otro Adam, pero él logra dejarte inútil matándote la mente —declara tragando en seco, lo miro a los ojos y veo terror. —¿A qué te refieres? —cuestiono.  —Trent y Roger quedaron fritos, ellos gritaban de forma espantosa, los vi retorcerse con la mirada del tipo, entró en sus mentes y terminaron como vegetales, es como si los hubiese matado. Me quedo petrificado por la noticia, sí bien, sé que ellos eran fríos vampiros, pero jamás traidores, seguro lo hicieron para no estar en mi contra —¿Por qué lo dejaste acabarlos? —vocifero. —¡No pude hacer nada! —chilla—. Conoce a mi hija, me amenazó, no permitiré que les hagan daño, aunque me creen desaparecido y mi Kathy no sabe prácticamente nada de mí, las arriesgo porque este tipo lo sabe. Una noble razón, al fin veo la desesperación y la verdad en sus ojos —Entonces, si quieres que realmente ella viva y crezca en paz debes de cooperar con nosotros —sentencio, él se limita a asentir, suelto mi agarre y se frota el brazo. —Bueno, entonces vamos por Hayley Lu —señala Krista. —Les advierto —llama nuestra atención Héctor de nueva cuenta—. Entrar es fácil, lo difícil será salir con vida. —Creo que recordaré mis tiempos en el ejército, trazaremos un plan, no entraremos por la puerta principal así que necesitamos hacer un plano, necesitaremos a más aliados y pólvora, mucha, mucha pólvora. —Oye Leto, un momento, yo tengo pues una familia y ¡¿Como demonios explicaré esto?! papá va a matarme— —Creo que es hora de que le hablemos al señor Anderson, señorita, quizás hay cosas de su padre que usted no sabe —dice Thomas.    ******            ******    —Espero estés bien pequeña —susurro en la obscuridad de mi habitación. Han pasado diez días desde que se llevaron a Lizzy, estoy desesperado; los planes están trazados, Thomas al parecer encontró a parte de los caballeros de la orden Teutónica de la Cruz Negra al igual que Hank, aun así, me siento nervioso. Decido levantarme de la cama y salir al balcón, miro al horizonte, la vista super desarrollada es magnífica, puedo ver a kilómetros, salto desde el balcón y comienzo a correr, necesito despejarme, necesito encontrarla. Mis pies se detienen en seco, percibo su olor, jazmín, no puedo equivocarme, mi pulso se acelera y comienzo a rastrearla, ¿En verdad la dejarían a la vista?  Eso es algo ilógico, pero sigo rastreando con la esperanza floreciendo dentro de mí hasta dar con una alcantarilla por la calle Bourbon, me aseguro que nadie me observe y levanto la tapa para cuidadosamente entrar, el lugar es obscuro, pero si algo he podido notar a lo largo de todo este tiempo, es que los vampiros vemos excelentemente bien de noche, olfateo, su aroma se vuelve más fuerte y escucho el martilleo de un corazón un poco débil, me apresuro sin bajar la guardia. —¡Demonios! no puede ser, estaba tan cerca. Mis ojos se agrandan al escuchar esa voz, es ella, es mi Lizzy, escucho un sollozo y corro hasta la fuente sin dudarlo. —¿Lizzy? —la llamo. —¡Lui! —chilla, una sonrisa parte en dos mi rostro al encontrarla, el camino del subterráneo está obstruido con barrotes de hierro, me aproximo y tomo con fuerza estos forzándolos. —Te voy a sacar de aquí —sentencio. —Lui, pero te convertí en humano. Sonrío de medio lado, adoro su inocencia y dando un tirón a los barrotes, estos ceden abriéndole paso, sus ojos temerosos se abren aún más, la tomo entre mis brazos y beso su frente, necesitaba tenerla de nuevo, necesitaba sentirla, su alma me llama; la cargo de manera nupcial asegurando que será la última vez que me separen de su lado. —Te lo explicaré después, salgamos de aquí —digo mientras ella rompe en llanto y asiente, hunde su rostro en mi pecho, esa es mi señal para correr. Voy a toda velocidad, llegamos hasta las escaleras de la alcantarilla y de un salto nos hago llegar arriba, la pongo sobre sus pies y cierro con la pesada tapa de hierro para volverme hacia ella. —Mi amor, mi Lizzy, ¿Estás bien? Sus aceitunadas orbes se llenan de lágrimas, hace pucheros y se abalanza sobre mí abrazándome, le correspondo, respiro profundo llenándome de su aroma, la obligo a subir sus piernas enroscándolas en mi cintura y corro de vuelta a casa. La tengo de vuelta, está viva y es mía, >.