CAPÍTULO 6

1988 Words
ANASTASIA Despierto sobresaltada por un sonido telefónico, que no es el mío. Estaba dormida en el sofá frente al televisor de la sala. Escucho a Christian gritar mi nombre innumerables veces, podría decir que está desesperado, tal vez quiere que le lleve su celular. Voy a su habitación y lo tomo de la mesita de noche. Sin poder evitarlo miro la pantalla, es Elliot. ¿Y si contesto? Aprieto y ruedo el touch hacia la parte verde y contesto la llamada. —¡Pez gordo! ¿Cómo va la luna de miel? —es lo primero que escucho seguido de una carcajada. ¿Luna de miel? —Eh... Hola Elliot. Soy Ana —digo algo insegura y arrepintiéndome al instante de haber contestado el celular de su hermano sin permiso. —Oh, mierda... Hola, Ana. —¿Qué es eso de la luna de miel? —pregunto confundida. —Es... es una broma privada entre Christian y yo... —Ah, lo siento. No quise inmiscuirme. —Siento mi cara arder—. Te comunicaré con el señor Grey. —No dejo que diga nada y me apresuro a mi habitación donde un atado Christian aún espera en mi cama. Ahora me siento mal por lo que hice, no sé aún como soy capaz de mirarlo a los ojos después de haberme desnudado frente a él. ¡Dios mío! Es que en serio no sé que demonios me poseyó para hacer algo como eso...pero debo decir que lo disfruté y me fue muy difícil decidir cuando parar, pero creo que mi sed de venganza era más fuerte que mi deseo en ese momento. —Es tu hermano —murmuro cuando llego hasta él y le tiendo el teléfono. Él alza una ceja hacia mí. —Okey... con mucho gusto contestaré... pero ¿¡qué tal si me sueltas!? —Oh, cierto, sigue atado y no puede contestar. Su cara está roja y creo que él ya está cansado de estar aquí. Dejo el celular en la cama un momento y me acerco a desartalo. Trago dificultosamente, viendo su trabajado torso y su visible bulto en su bóxer, aunque no erecto, pero ¡Dios mío! Christian Grey es super dotado, no puedo perderme la vista. —¿Quieres dejar de mirarme así y desatarme? —Veo como el bulto en su ropa interior crece y, mientras, yo siento mi entrepierna humedecerse. Me apresuro desatarlo para alejar esos pensamientos de mi mente. Primero una mano y luego la otra. Fue una suerte encontrar cuerdas en el baño y utilicé una venda para dormir. Sí, lo sé. Eso es improvisar. Cuando ya está suelto, tomo el celular y se lo tiendo pero él toma mis muñecas e increíblemente, un segundo después, está encima de mí. —Ésta... me la pagas. —Y con eso se levanta ágilmente, toma su celular, toma su ropa y sale de mi habitación, dejándome sin aire. Después de eso, durante todo el día, sólo me lo encontré una vez, cuando salí a comer ya que mi estómago me lo pedía a gritos, ésta vez pude retener la comida donde debería estar. Aunque fue un poco incómodo tener a Christian mirándome como un halcón todo el rato mientras esperaba la hora para empezar a prepararnos para nuestra cena-reunión de negocios. Me pongo un vestido pegado a mi cuerpo como segunda piel, color blanco, que llega hasta mis rodillas. Me dejo el cabello suelto, con el cual sé que parezco un león pero lo dejaré así. Me pongo tacones, no muy altos, en blanco también y salgo a esperar a Christian sin mirar el espejo. Creo que no lo soportaría. Cuando salgo, él ya está esperando por mí. Tiene un vaso con hielo y se está sirviendo un líquido ambar de una botella. Para luego darle un sólo trago y terminar su vaso. Parece...estresado. —¿Nos vamos? —pregunta sin mirarme ya que está de espaldas a mí. ¿Cómo sabía que estaba aquí?—. Tu perfume te delata. Creo que estar tanto tiempo en tu cama llegué a conocerlo. —Mi cara arde y se que debo estar de un rojo pasión—. Vamos. Taylor nos está esperando abajo. —Entonces voltea y queda frente a mí. Sus ojos se abren como platos y repasa por completo, con sus perfectos ojos grises, mi cuerpo. Siento toda la sangre en mis mejillas—. Pero... ¿Qué te has puesto, mujer? —pregunta sin aire. ¿Estoy tan mal? —Yo... iré a cambiarme entonces... —No, no. Quiero decir... estás bien así... No tienes que cambiarte...es que... tú te ves... Wow y... Yo mejor me callo. —Toma una profunda respiración y sale de la habitación. ¿Qué acaba de pasar? ¿Entonces me veo...bien? Me encojo de hombros para mi misma y lo sigo al ascensor. *** —Buenas noches, señores —saluda Christian a los presentes en nuestra actual reunión. —Buenas noches, señor Grey —saludan los taiwaneses. Su inglés, al parecer, es limitado. —Les presento a mi socia, Anastasia Steele. Señorita Steele, estos son Jugu Jan, Goyi Hukliu, Jaco yun y Conjichu Blindi. Actualmente dueños del astillero. —Les doy un apretón de manos a cada uno y hacemos nuestro camino hacia la mesa. Pero entonces acerca un chico... diferente. Ya que todos los demás se parecen, pero él... puedo apostar a que es americano... uno muy apuesto. Aunque no más que Christian. —Buenas noches, caballeros y... señorita. —¡Gané! Se nota cien por ciento americano...aunque no aposté. Toma mi mano derecha y planta un húmedo beso, ignorando por completo al jefe, ósea, Christian Grey. ¡Uhg! —Buenas noches —respondemos todos. Mi cara arde. El chico no deja de mirarme. —Señor Grey, señorita Steele, les presento a nuestro socio y representante ésta noche, Jake O'connor —dice el que creo que era Jaco... ¿O era Jugu? Como sea. Doy otro apretón de manos. —Comencemos —replica Christian y me da una mirada fulminante. ¿Y ahora yo qué hice? Dos horas después de explicaciones, inversiones, discusiones, firmas y un buen trato, en el que Christian manejó perfectamente, así que no sé para qué me trajo, aunque hice muchos aportes a la conversación pero igual... miradas fulminantes entre americanos, gruñidos, coqueteos y una copa de celebración, por fin puedo ir a mi habitación. Christian y yo nos despedimos y hacemos nuestro camino al ascensor. Cuando una, ya reconocida voz, nos detiene. —Señorita Steele. —Jake O'connor camina con toda su gloria hacia nosotros—. ¿Me la presta un momento, señor Grey? —Pero sin dejar que Christian diga nada, Jake me arrastra con él hacia la barra de bebidas. Veo a Taylor hablar con Christian. La cara de mi jefe está roja pero luego se dan vuelta y se pierden en el ascensor. ¿Me va a dejar con un desconocido? —Señor O'connor. ¿Qué demonios está haciendo? —Me suelto de su agarre. —Lo siento. Fui muy impulsivo. ¿Quieres tomar una copa conmigo? —pregunta esto, pero ya está pidiendo las copas al chico detrás de la barra. —No, no quiero. Además ya tomamos una copa hace un momento. No quiero otra. —Me giro y camino de vuelta al ascensor. Está tan cerca, pero me vuelve a detener. —Sólo una y te dejo en paz. —Suspiro resignada. —Sólo una —advierto. *** —No te pases. —Río. Mi estómago duele de tanto reírme. No sé cuantas copas van, pero no fueron sólo una. —Sí. Aunque no lo creas, así fue. —Ríe conmigo. Tiene una linda risa. Él es lindo... y simpático... y divertido... pero no es Christian. Mi celular suena en mi pequeño bolso y me disculpo para tomarlo. Aunque estoy un poco chispada por culpa de las copas aún estoy muy consciente. —¡Hola! —saludo sin ver el identificador. —¿A qué hora piensas volver? Porque no pienso esperar toda la maldita noche por ti. —Es nada más y nada menos que Christian Grey. ¡Tim Tim Tim! ¡Tenemos un ganador! Bien. Creo que debería dejar las copas. —Eh... ¿Haz estado esperando por mí? Lo lamento tanto. No lo sabía. —Río sin ninguna razón. —¿Estás tomando? —Su voz se eleva un poco más. —Sí —Vuelvo a reír—. ¿Quieres un poco? Jake dice que deberías relajarte. —Jake estalla en carcajadas y yo también. —Ven aquí, Anastasia. No tienes llaves y esa es la razón por la cual te he estado esperando. ¿O es que acaso quieres dormir fuera? —Él está hablando entre dientes. —Preferoria... pefreri... preferiría quedarme afuera a estar contigo. —Jake vuelve a reír haciéndome reír a mi. Creo que él está más tomado que yo. —¡Bien! ¡Pues vete a dormir a la habitación del maldito Jake si así lo quieres! ¡Que tengas una buena follada! —grita y luego cuelga. Miro el teléfono incrédula. ¿Él acaba de decir...? A la mierda. No voy a dejar que él arruine mi humor. —Hasta yo escuché eso —murmura Jake—. Y créeme, no me importaría nada que fueras a dormir a mi habitación y... darte una buena follada. —Y hasta allí quedó el chico lindo, simpático y divertido. Bien. Hasta aquí llegó la noche para mí. —No, gracias. Estoy borracha pero no soy estúpida. Me pongo de pie y camino al ascensor. Esta vez nadie me detiene. Gracias a Dios. Subo a nuestra habitación...nuestra habitación... eso se escucha tan íntimo. Una estúpida sonrisa se posa en mi rostro. Amo a Christian y haber probado su boca me tiene deseando más. Amé el momento en que tomé la iniciativa y él no luchó lo suficiente para detenerme. Me dio esperanzas. Al parecer él sí me desea. Espero que, por las copas demás, de mi boca no se escape esa frase de la que después pueda arrepentirme. En éste momento no soy consciente de muchas cosas, aunque creo que no bebí tanto, no soy buena con el alcohol. Toco la puerta pero está cerrada. ¿Me dejó fuera? Pensé que no lo decía en serio. Supongo que debería saber que Christian Grey habla en serio todo el tiempo y no amenaza por amenazar. —¡Christian, abre! —Toco, de nuevo, la puerta. Minutos después, en los que pensé que si me dejaría fuera, la puerta se abre, mostrando a un Christian Grey sólo en pantalón de pijama. Tal y como la noche anterior. —¿Qué acaso no ibas a dormir con Jake? —Lo dice de una manera tan condescendiente que me hace pensar que el sólo hecho de decirlo, lo enoja. ¿Soy yo o huele a celos? —Decidí que no —arrastro un poco las palabras mientras entro a la sala—. Así que no tiene porqué estar celoso. —Yo no.... —Shh... —Pongo mi dedo índice en su deliciosa boca —No digas nada. Ya lo sé —murmuro acercándome a él. Ni siquiera sé qué estoy diciendo. —Ve a dormir, Anastasia. Mañana salimos en la tarde a New York. Es un largo viaje. Así que será mejor que descanses. Y toma agua antes de dormir. —Toma mi brazo y me lleva a mi habitación. —¿Te cuento un secreto? —Me giro hacia él. —Eh... —Me gusta un chico —susurro para después reír. —¿Ah, sí? —Christian está muy tenso. ¿Por qué? Ay, ya estoy mareada. —Sí. Por eso no me fui con Jake. —Oh, ya veo. —Sí. Pero el chico que me gusta no sabe que me gusta. —Vuelvo a reír. —Ah... ¿Quién es?
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