~Keegan~ Maya me despertó temprano esta mañana. Por alguna razón tenía que ir a la ciudad. Bostezo y doy un sorbo a mi café matutino desde el pórtico. La veo en el camino. Me pidió prestado mi coche. Me saluda desde el asiento del conductor, con una sonrisa radiante incluso con el calor del día. Son momentos como éste los que me hacen olvidar la gravedad de su pasado y la seriedad de nuestra situación. Pero entonces, veo a Clay, en su forma de lobo, merodeando por su casa con la lengua fuera, olfateando el suelo como si hubiera descubierto un nuevo aroma. Vuelvo a darme cuenta de lo absurdas que son nuestras vidas. —¿Qué demonios? —murmuro, poniéndome de pie. Va de arbusto en arbusto como si estuviera en modo incógnito. —Hola, detective peludo, ¿qué estás haciendo? —grito al otro l
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