Keegan se ríe. —¿Qué te pasa? —le suelto, y él niega con la cabeza. —Nada —se sigue riendo, y la cortina se corre. Maya sonríe, quita el cerrojo de la puerta y tira de ella para abrirla. Keegan entra primero, besándole la mejilla al pasar junto a ella. Lo fulmino con la mirada, mientras Maya se toca la cara y lo sigue con la mirada, sorprendida. —Traje una sorpresa conmigo, Maya. Te va a encantar —anuncia Keegan, y frunzo el ceño. Entro detrás de él. Se sienta en el sofá de dos plazas y deja los dos platos sobre la mesita del centro. —Espera un momento. Voy por los cubiertos —le dice ella mientras él se pone cómodo. —¿Quieren algo de beber? —grita. —Por favor —decimos los dos al unísono. —¿Qué te pasa? —le pregunto a Keegan con curiosidad. Se ríe, sacudiendo la cabeza, y me sient