Fingí dormir la mayor parte del trayecto. Escuché a Keegan cantando la canción de la radio, hasta que dejé de fingir y realmente me quedé dormida. No me desperté hasta que sentí que la camioneta arrancaba de nuevo, y alguien levantó mi cabeza que estaba apoyada en algo, y oí un portazo al cerrarse. Me desperté de un salto, mirando a mi alrededor. —Buenas tardes, bella durmiente, aunque debo admitir que te ves muy linda durmiendo, ¡pero roncas como un oso! —dice Keegan—. ¡Ah, y también babeas! —Sonríe. Me limpio la boca y abro los ojos de par en par cuando mis dedos se sienten húmedos. Se me calienta la cara de vergüenza. Me froto los ojos. —¡Ey déjame ayudarte! —dice Keegan cuando Drake pone la camioneta en reversa y me doy cuenta de que estamos dejando el depósito de almacenamiento. —