~Maya~ Hay algunos rituales de los que no puedo escapar. El hecho de estar en un lugar nuevo y en un entorno desconocido no me ayuda, ya que compruebo las ventanas y las puertas y luego me pregunto si realmente las revisé o solo creo que lo hice. Es un ciclo interminable. Por mucho que reeduque mi cerebro, por mucho que tome terapia, es un hábito que parece que no puedo romper. A primera hora de la mañana, cuando el sol sale lentamente, dejo de intentar dormir. Me acerco a las puertas de cristal. Suspiro, al mismo tiempo que veo la luz que intenta asomarse por los huecos de las cortinas. No recuerdo la última vez que dormí sin ayuda, sin las horribles drogas que me hacen olvidar mi nombre. No recuerdo la última vez que dormí una noche entera desde que dejé de tomarlas. Incluso en el