Capítulo 6

1124 Words
~Drake~ Un año después   Sonó mi teléfono y vi que era Janet. Era una de las tres hembras de nuestra manada. Fruncí el ceño al cogerlo. Casi nunca me llamaba. Me pregunto qué pasaría para que recurriera al teléfono. De hecho, casi nadie de nuestra manada lo usaba. Para eso estaba el enlace mental. Me llevó un tiempo averiguar cómo contestar. La tecnología no era nuestro fuerte. Todos llevábamos más de cien años exiliados en esta pequeña ciudad detenida en el tiempo y el consejo acababa de liberarnos. Ahora todos luchamos por adaptarnos a los cambios del mundo. —¿Hola? —pregunto. —Drake, Drake. Dios mío, no lo vas a creer. Alguien ha preguntado por la cabaña —dijo emocionada. —¿De qué manada? —pregunté, un poco sorprendido. Éramos marginados. Nadie venía a este pueblo, así que era una noticia sorprendente. Hacía solo seis meses que nos habían puesto líneas telefónicas y servicio de datos celulares. Janet se queda callada un segundo. —Ah, bueno... ese es el tema, ella no tiene manada —Janet escupe las palabras con nerviosismo. —¿Así que es una renegada? —pregunto, tratando de entender. En realidad, eso no es un problema. Éramos los marginados de la sociedad de hombres lobo. Una renegada encajaría fácilmente. —Ah, no exactamente —dice Janet vacilante. —No te sigo, ve al grano, Janet. ¿Quién es ella? —Es humana, pero escúchame, creo... —empieza Janet. —No, en absoluto no. Somos un pueblo de hombres lobo, ¿y cómo sabes que es humana? No, no, definitivamente no. ¿Sabes lo difícil que sería ocultar lo que somos a un humano cuando todos en el pueblo son hombres lobo? —gruño. No voy a acceder a esto en absoluto. Era ridículo. —Puede que ya la haya conocido. Nos juntamos en la ciudad —suspiré. Janet era una de las pocas de nosotros que tenía la capacidad de funcionar. Cuando nos excluyeron, a ella no la rechazaron en su forma de hombre lobo, mientras que a la mitad de mi manada sí y se habían pasado años atrapados en esa forma, confiando en su lado animal. Así que aparte de Janet, Melody y un puñado de otros, incluyéndome a mí, éramos los únicos realmente cuerdos que quedábamos. Así que, para los humanos, los otros miembros de mi manada parecerían muy diferentes. Incluso extraños. —Vamos, Drake. Por favor, estoy harta de ser la única chica de mi edad aquí. Melody es molesta como el infierno, y Barb es tan vieja como la mugre. —¿Una chica de tu edad? Janet, tienes 170 años. ¿Qué chica humana conoces que tenga 170 años? —digo con escepticismo. ¿Qué se habrá creído?, ¿que todavía es una adolescente? —¡Sabes lo que quiero decir! Por favor, por favor, por favor —suplica. —No, es demasiado arriesgado —solté. Estaba a punto de colgar cuando su voz chilló a través del teléfono. —Ya acepté su depósito —replica Janet, con voz aguda. —¿Tú qué? —gruño. —Se muda la semana que viene —dice apurada para evitar que la corte. —Bueno, devuélvele el depósito, dile que has cambiado de opinión. ¡He dicho que no, Janet! Eso significa que no —protesto. —No, no lo haré. Necesitamos un cambio, Drake, acéptalo, ¿qué pasa si los humanos vienen aquí? Nunca se sabe. Algunos de nosotros incluso podemos encontrar a nuestros compañeros. Esto está sucediendo, fin de la discusión. Entrecierro los ojos. —No, así no es. Yo soy el Alfa. Yo digo lo que se hace —le gruño. —Bien, entonces llámala y dile que se cancela todo. Dejé todos sus datos y documentos en tu buzón. Se veía encantadora, ¡no seré yo quien la decepcione! —soltó antes de colgarme. Gruñí, mirando la pantalla mientras mi hermano pequeño entraba en la habitación. Era uno de los desafortunados, aún atrapado en su forma de hombre lobo. Habíamos intentado convencerlo de que se transformara, pero no lo habíamos conseguido. Paso junto a él y le acaricio el pelaje con los dedos. Me mordisquea la mano, pero me sigue cuando salgo de nuestra casa del lago. Al otro lado del lago hay una cabaña vacía desde que llegamos. Se suponía que iba a ser de Clayton, pero su negativa a transformarse significaba que tenía que mantenerlo cerca. Pero ahora Janet tuvo la brillante idea de rentarla y ver si podíamos atraer a más mujeres lobo. Era una buena idea, pero no para que un humano alquilara el lugar. La ciudad esconde demasiados secretos, y tenerla aquí sería un riesgo para todos nosotros. Bajo los escalones y me dirijo al buzón en busca de una carpeta. Lo cierro de golpe y regreso, tomando el mismo camino de nuevo. Al abrirlo, mi Beta Keegan sale de la casa de la manada. —¿Qué es eso? —pregunta, mirando por encima de mi hombro. —Janet encontró un inquilino para la cabaña —gruñí. —Genial. ¿de qué manada es? —me pregunta, y lo miro. —Oh, j***r, es humana, ¿no? —Keegan suspira. Exhalo, abro el archivo y me pregunto por qué demonios querría un humano vivir aquí, en medio de la nada. —Oh, es guapa —ronronea Keegan, inclinándose más cerca. —Es humana —le digo. Cuando Clayton se levanta de donde estaba tumbado, se acerca, mira la foto y la huele. Como si pudiera oler su aroma a través de la foto. —A Clay le gusta —dice Keegan, dándome una patada de juego. —De nuevo, es humana —le digo cuando Clayton empieza a babear y lamer la foto que debe de haber tomado Janet—. Clay, basta —le digo, apartando la carpeta, pero él la muerde con su hocico y sale corriendo con ella. Gruño y lo persigo. ¿Por qué a todo el mundo le gusta tanto que haya un humano entre nosotros?, ¿no se dan cuenta de lo complicada que es nuestra situación, de lo peligrosa que es? —Dámelo de regreso, monstruo. Necesito el número —le grito. Sin embargo, él tira la carpeta al suelo, y toma la foto antes de romper los documentos. Gruño. Voy a matarlo—. ¡Clay, perro callejero! Luego se tumba sobre la foto, revolcándose sobre ella. Keegan, lo encuentra divertidísimo. Se supone que yo soy el maldito alfa, pero todos intentan pisotearme todo el maldito tiempo. —Supongo que nos la quedamos —dice desde el enorme pórtico. —¡Es humana! —¿Y? Gruño. ¿Qué es lo que no han entendido?          
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