CAPÍTULO DOCE Dos minutos después, cuando Ray estaba haciendo descender hasta Keri el arnés de escalada del Viudo n***o, el auto de aquella explotó. Aún a cuatrocientos metros de altura, pudo sentir en su piel el aire ardiente provocado por la combustión de la gasolina. A pesar del impacto, no les quedaba sino continuar con sus esfuerzos. Keri todavía se hallaba encaramada peligrosamente sobre una pequeña formación rocosa. Un golpe fuerte de viento podía enviarla volando a juntarse con el cuerpo destrozado sobre las rocas. Y sin señal de celular, Ray tendría que bajar a la avenida principal si quería pedir respaldo. No podían correr ese riesgo. Así que ella se lo colocó y él la haló despacio hasta que llegó al borde del risco. Una vez a salvo, Keri se arrastró y se echó junto a Ray, que