CAPÍTULO SIETE Keri estaba totalmente estupefacta. Un momento antes, Anderson había estado llorando al pensar en su hija desaparecida. Ahora tenía colocada una afilada pieza de plástico sobre su garganta. Su primer impulso fue hacer un movimiento para zafarse. Pero sabía que no funcionaría. No había manera de que ella pudiera hacer algo antes de que él le enterrara la punta de plástico en la vena. Además, había algo que no estaba bien. Anderson nunca había dado señales de albergar malas intenciones con respecto a ella. De hecho parecía que simpatizaba con ella. Parecía querer ayudarla. Y si realmente tenía cáncer, esto era un ejercicio inútil. Él mismo dijo que pronto estaría muerto. ¿Es esta la forma de evitar la agonía, su versión de suicidio haciéndose matar por la policía? —¡Arrój