Y así se reactivó su nube de autocompasión, cayó de vuelta a su hoyo n***o depresivo, calentó un poco de pasta china que quedó de hace unos días y comió, botando el cartón vacío se quitó la ropa y se acostó sobre su cama sin cubrir su cuerpo, donde hacía tiempo se había empezado a entretener de otras formas que descubrió durante sus tiempos libres, y esos, eran muchos. Las personas solitarias y suicidas también tienen necesidades. Tienen deseos, y la peor parte es no tener con quien descargarse sexualmente. Tomó su teléfono abriendo una de tantas páginas pornográficas que tenía en el historial y mientras una cargaba entró al índice. “‘¿Qué deseas?” Hasta la página sabía de su soledad, de sus deseos reprimidos. A su mente vino un recuerdo bloqueado, una de esas veces donde aún sonreía por