(Willa)
Sonó mi timbre y salté, ¿por qué tenía que ser tan fuerte? Presioné el botón para desbloquearlo, esperando que mis padres supieran qué hacer.
—¡Están aquí! —llamé a Emmett, y él salió de su habitación, casi tropezando solo con sus calcetines.
—¿Limpiaste tu habitación? —le pregunté.
—Sí, mamá.
Hubo un golpe en la puerta y me apresuré a abrir. Los rostros sonrientes de mis padres llenaron el marco de la puerta y me invadió la felicidad. Mi mamá se arrodilló y levantó a Emmett en sus brazos, mirándolo detenidamente. Mi papá nos abrazó a todos.
—Ha pasado demasiado tiempo —dijo mi mamá—. Has crecido tanto.
—Diosa, te extrañamos —dijo mi papá, con las manos en mis hombros—. Willa —sus ojos estaban abiertos de par en par.
—¿Qué? —pregunté, mirando detrás de mí, medio esperando
