Mis manos pasaron de estar completamente frías con cierto temblor irreconocible a un calor abundante por todo mi cuerpo en cuanto bajé del escenario. No recuerdo bien cómo fue que terminé allá arriba con alguien tocando el piano, pero así fue, después de mucho tiempo volví a cantar y me sentía entre los nervios, el pánico, viva, realmente viva de poder jugar con mis cuerdas vocales, y ya no sé por qué lo había dejado y solo cantaba por lo bajo cuando podía cantar a los cuatro vientos y expresar todo aquello que sentía con unas cuantas notas vocales contando también la guitarra. Al bajar se escuchan por todo el salón los aplausos y silbidos de los invitados, el general sonríe alegre alzando su copa, Cristal a su lado solo aplaude contenta con Megan saltando de un lado a otro atragantándose
