" Cuando la mecha ha sido encendida no hay vuelta atrás, el fuego tarde o temprano consumirá lo que encuentre a su paso".
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Con las mejillas rojas de pudor pensó en cubrirse los pechos; que eran devorados por la atenta mirada de Leonardo.
Estaba sumamente nerviosa, los latidos en su pecho desbordaban en fuertes golpes que seguramente indicaban una taquicardia, la sangre dentro de sus venas corría como lava ardiendo, pero su boca permanecía en silencio, por más que lo pensara, nada salía de su garganta, aunque, no era la primera vez que él la veía así, pero aún le costaba sentir esa mirada en su cuerpo. La idea de no verse agradable siempre le pasaba por la mente, sabía que algún día llegaría eso, pero no tan pronto.
Su cuerpo
