" Calor, como el que brinda el fuego, o el que emana del sol y el calor corporal que se siente cuando hay contacto piel con piel".
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Alice
Nos encontrábamos en el auto, Leonardo iba conduciendo concentrado en el camino, yo por mi parte tenía la mirada fija en mis manos que no dejaban de temblar, dentro de mí tenía la esperanza de que al llegar ella me recordara, realmente lo anhelaba con todo mi corazón, sentir sus manos acariciar mis mejillas como antes y escuchar de sus labios mi nombre con aquella hermosa sonrisa que me dedicaba antes de irme a trabajar, con la promesa de regresar temprano y cenar juntas.
— Abuela… —suspiré con una profunda pena en mi pecho.
— Tranquila.
Sin imaginarlo, él colocó una mano sobre la mía
