-mamá no está de acuerdo Pablo, pero yo creo que es lo mejor para ti
-pero papá
__mira Pablo,
Papá suspira y se pone de pie.
__eres un buen hijo, te amamos, somos felices de tenerte, pero debes divertirte, conocer gente, salir, hacer algo, encontrar una motivación.
-pero yo..
__por dios hijo. Los chicos de tu edad..
-yo sé lo que hacen los chicos de mi edad y no me interesa.
Lo corto porque ya sé qué palabras vienen a continuación. No soy igual a los chicos de mi edad, no me interesa serlo. Pero papá no lo entiende.
__yo solo quiero que descubras una vida nueva
-me estás corriendo de la casa
__no. Te estoy enviando a una aventura.
-soy adulto papá, no tienes derecho a dirigir mi vida
__con más razón, eres adulto, independízate de nosotros.
Mierda, si, tiene todos los argumentos a su favor.
Al parecer hice un gesto que me delató porque se rió a carcajadas.
__Pablo, hijo, soy feliz de tenerte viviendo con nosotros, pero siento que te hace falta un empujón para descubrir el brillo en tu vida y con nosotros siempre aquí ese brillo no va a llegar. Quizás si esto pasaba cuando aún eras menor, como les pasa a la mayoría de los adolescentes hubiese sido diferente, pero ahora Pablo, eres adulto, somos 3 adultos en casa, y si descubres tu motivación por vivir con nosotros aquí, todo sería incómodo
-papá todo esto se trata de sexo?
Le pregunto porque de a ratos parece querer hablar de hobbies y aventuras, pero a la vez da a entender que me está echando de casa para que salga a tener sexo con personas diferentes todos los días.
Papá se ríe, rasca su cabeza y vuelve a suspirar.
__ahí tienes Pablo, otra cosa por la que deberías estar disfrutando el irte a vivir solo. Podrías tener sexo todos los días y sentirte libre. Aunque esa no es la razón por la que te invito a que te vayas. Ya te lo he dicho.
-es que yo estoy bien así papá. Quiero hablar con mamá. Ella no quiere que me
__si quiere. Los dos queremos esto Pablo. Aunque mamá no está de acuerdo en que te pongamos este límite, le hubiera gustado que la decisión nazca de ti. Pero todos sabemos que eso no iba a pasar.
Tiene razón. Pongo mis ojos en blanco. Si por mi fuera, viviría siempre aquí. Y quién no?
Tengo todo, me cocinan, me llevan a todos lados, me dan todos los gustos, no quise estudiar y no pasó nada, trabajo para no aburrirme pero no lo necesito.
Papá rompe mi burbuja de comodidades que voy a perder en unos minutos apurandome a que salga para no perder el vuelo.
Si, el vuelo. Estos desalmados me están enviando a vivir a un pueblo. Un maldito pueblo. Donde seguro los 100 habitantes que hay allí se conocen entre todos y yo seré un idiota.
__Pablo por dios, que te pasa?
-lo siento. Estaba pensando. No puedo al menos elegir adonde ir?
__ya no hijo, te pagamos el primer mes de alquiler ya. Y elegimos esta ciudad porque es chica, tiene todo lo que necesitas, vida común y corriente de día y también actividades nocturnas, por lo que supimos no hay peligros como en ciudades grandes y también hay ofertas laborales y una universidad con una amplia lista de carreras. Puedes hacer lo que quieras.
-es un pueblo.
Digo con mala cara.
__no Pablo. Tiene hasta uber y transporte publico. En los pueblos no hay de esos.
Miro a mi padre por un buen rato. Es un hombre joven y divertido, pero rico. Tiene esa forma de ser que resulta de años de esfuerzos para convertirse en alguien importante pero sin nunca dejar atrás su verdadera esencia. Eso, seguramente, fue lo que enamoró a mi mamá, una niña rica que vivía en una burbuja. Me hago un gesto desaprobatorio, en el pueblo me verán así? Aunque no demuestro ser así, creo.
No tengo ni un amigo, ni mascotas, ni actividades que me hagan ver como un arrogante, en el trabajo nadie me registra, solo soy un nerd antisocial más, y no me afecta ya que administro, o administraba hasta ayer, una tienda de video juegos y todos son más o menos una frikis antisociales más. En fin. Suspiro mirando la gran sala color crema llena de luz.
__ay ya Pablo, parece que te estoy enviando a la cárcel.
__vamos, Julio ya tiene listo el auto. Te ayudo a llevar las maletas.
-está bien. Me encamino al despacho de mamá para despedirme y en el camino tropiezo 2 veces con cosas que han estado ahí ¡toda mi vida! Que sorpresa. Dios, voy a morir en una semana. No voy a poder hacer esto.
__aaaa mi pequeño bebé está creciendo.
Los brazos de mi mamá se aferran a mi, encerrándome en un abrazo lleno de amor y energía.
-mamá
Lloriqueo dando lastima
__te va a ir súper cariño. Arriba esa energía, es el primer día de tu larga vida de adulto. ¡¡¡vamos vamos!!!
Muerdo mi labio conteniendo mis emociones, la gran bola de emociones diferentes, me da risa la actitud de mamá, es tan vibrante y luminosa, y a la vez siento que estoy en duelo.
Me pellizca las mejillas y me despeina despidiéndome, si, me está llevando así hasta afuera de su oficina y con una última sonrisa cierra la puerta en mi cara y me encuentro solo en el pasillo.
-que les pasa? Me pregunto volviendo a la sala para dirigirme a la calle por la entrada principal.
Allí mi padre y Julio ya tienen todo mi equipaje cargado y están Sarah la cocinera, y María, la jardinera, esperándome para despedirme.
Largo todo el aire que estaba conteniendo, las abrazo aguantando mis lágrimas y me meto rápidamente al asiento trasero del auto.
Julio me conoce desde que soy muy pequeño, no me habla en todo el viaje hasta el aeropuerto. Pero al bajar y acompañarme hasta el interior veo sus ojos brillosos.
__Espero que seas muy feliz Pablo. Sabes que para cualquier cosa que necesites puedes llamarme.
Con mis mejillas completamente rojas le doy un abrazo.
-gracias Julio.
Conecto mis auriculares, pongo mi capucha cubriendo mi cabeza y casi mis ojos, y me alejo de lo último que me conecta con mi vida, mi chófer.
Eso me hace reír un poco, pero mis nervios me hacen temblar. Camino con mis maletas mezclándome con la multitud exagerada de gente.
Y como no podía ser de otra manera, me perdí 2 veces y casi tomo un vuelo equivocado, algo que parece ser imposible pero normal que me pase a mi.
Al final, después de 4 horas estoy aquí, en mi lugar, un asiento estrecho e incómodo, en el medio de otros dos, ocupados por personas que no paran de hablar, tomarse fotos y llamar a la señorita del servicio.
Mi papá debe estar riéndo en este momento.
Acostumbramos a viajar y volar muy seguido, pero nunca lo hicimos así. Siempre fueron en otra clase, casi no tenía contacto con los demás pasajeros.
Me hundo aún más en mi asiento e intento desaparecer dentro de mi abrigo gigante, muerto de miedo, nervios y vergüenza.