El señor Porter era un emisario que había enviado el enmascarado que había marcado a Thianya como su hembra. Este hombre estaba encargado de los negocios de aquel caballero en Carcomel y todo Kindra, ya que a veces sin rostro debía cubrir todos los países donde tenía un negocio, y ese era su mano derecha para esos fines.
— Quisiera preguntar, señor Porter, ¿Cuál es el interés de su jefe en esa tal señorita Sparks? Según me cuentan, es una niña malcriada, que no se porta a la altura de la familia que representa; ella es la menor de cuatro hermanos, y el hija de nuestro alfa líder, el señor Falcone Sparks. — Explicó la señorita Carmín Mariñez.
— Digamos que es un capricho de mi jefe. Yo mismo no le veo el repentino interés por una mujer que ni conoce, pero yo no estoy para cuestionar las necesidades o las ideas suyas, así que a lo nuestro. — Se escudó el señor Porter.
— Si ese es el caso, no puedo entrometerme, ni siquiera a nivel de contactos, al menos que haya algo para mí, señor Porter. ¿Qué ganaría yo con involucrarme en asuntos personales, que de yo verme envuelta, termine en problemas y hasta despedida? Porque estoy segura que mi alfa líder me arrancaría la cabeza si sabe que su hija es el juguete de algún millonario que nunca la quiso respetar. — Reparó aquella mujer mientras jugueteaba con su corbata.
— Digamos que por ahora debemos discutir sus honorarios si nos favorece, señorita Mariñez, luego veremos… — Razonó el señor Porter con la mujer sacándole de sus manos la corbata mientras la acariciaba suavemente.
— Déjeme su número personal, que inmediatamente tenga el contacto de la señorita Sparks, se lo enviaré directamente, señor Porter.
— ¡Perfecto, señorita Mariñez! Espero su pronta respuesta.
Ambos se despidieron de la manera más cordial y profesional posible, con las probabilidades muy altas de volverse a ver las caras.
Mientras tanto, Thianya estaba muy entusiasta con los proyectos que estaba emprendiendo Clide en la ciudad de Carcomel, ya que ella era parte de él en cuanto a la decoración de varios espacios del hotel que le había sido aprobado a la cadena Hams en esa provincia.
Por supuesto, ella no podía dejar fuera a su asistente y fiel amiga, Renata Pierce, quien le servía como la asesora económica, y su acompañante a todas las tiendas y almacenes donde debían cotizar o ver algún pedido.
— ¡Mira este terciopelo, amiga…! Los asientos del bar se verían hermosos en este tejido. — Admiraba Thianya.
— Lo sé, pero recuerda que también usarás fondos pintados.
— Sí, pero también necesitaré tejidos; uno que otro liso, además de brocados. También debe crear buenos relieves, y necesitaremos mueblería diversa, como otomanes y taburetes, querida… No nos podemos perder con nuestra utilería. — Ponía Thianya en perspectiva a Renata.
De repente, el teléfono de Thianya sonó, sacando a las damas de concentración, siendo ella instada por su amiga para que respondiera la llamada.
— ¡Buenas tardes, Thianya Sparks al habla! ¿Con quién tengo el gusto?
— ¡Buenas tardes, señorita Sparks! Le habla Josh Porter, asesor financiero. ¡Un placer!
— ¡Un placer, señor Porter! ¿A qué debo el honor de su llamada? — Contestó Thianya muy deferente.
— Me gustaría que nos reuniéramos de manera personal para hablarle de lo que me motiva a contactarme con usted. Por supuesto, el tema es negocios, mi estimada señorita. ¿Le parece bien si nos vemos mañana a la hora del almuerzo?
— Un momento, señor Porter, déjeme mirar mi agenda.
Thianya frunció el ceño pues no conocía a ese señor que de buenas a primeras quería hablarle de negocios, por lo que le preguntó por señas a Renata si podría acompañarla, que luego de su respuesta le contestó al hombre que tenía en línea.
— Está bien, señor Porter, mañana a la hora del almuerzo nos podemos ver en el restaurante más prestigioso de esta ciudad, a base de pastas.
— Pues mañana tenemos una cita de negocios, señorita Sparks.
Renata apenas si espero a que Thianya cerrara la línea telefónica para indagar inmediatamente.
— ¿Quién es ese tipo, Thia? ¿De dónde lo conoces? ¿Cómo se llama?
— No sé. — Contestó la aludida encogiéndose de hombros. — Me invitó con el pretexto de que vamos a hablar de negocios, pero ni la más remota idea de quien sea ese pendejo. Ahora bien, no perderíamos nada si buscamos en la red a ver qué podríamos encontrar sobre el susodicho.
Thianya no había terminado de hablar cuando Renata le sacó el nombre del tipo de la boca.
— Josh… Porter… — Tartamudeaba Renata cada vez que escribía el nombre que deseaba buscar, encontrando varios prospectos con el nombre en cuestión.
— Busca uno que diga asesor financiero, administrador empresarial, abogado, cosas por esa línea, ¡Reni! — Apuraba la chica de pelo rizado.
Hubo decepción en ambas chicas porque no encontraron al que se suponía estaban buscando. Lo que encontraron fue influencers, blogueros, y cantantes urbanos. Nada que ver con un empresario ni siquiera artístico.
Al día siguiente las chicas ya estaban en el restaurante donde había sido citado aquel hombre que había contactado a Thianya, aunque tanto ella como Renata estaban en el aire con relación a lo que iban a hablar aquellos tres.
— Tenemos un poco de tiempo esperando a que llegue ese tal Josh Porter, Thia, pero como que no está en eso. Recuerda que tenemos muchos pendientes con nuestros pedidos para lo de Clide, y Sven está muy convencido de que vamos a salir hoy. Lo que él no sabe que es que estoy molestísima por su culpa.
— Renata… Suelta a Sven ya. Si él quiere seguir su vida con otras personas, y quiere una relación abierta, cosa que a ti no te interesa, sé libre, tú ten lo que has tenido hasta ahora, y si realmente quieres estar con un solo hombre, este va a aparecer sin que siquiera te des cuenta, querida.
Acebadan las chicas de hablar cuando un hombre alto y espigado, con la piel oscura y el pelo ondulado, peinado hacia atrás, trajeado de gris, aparecía frente a ellas, dejando a Renata sin aliento casi, y rápidamente Thianya actuó para disimular el despiste de su amiga.
— Disculpe, caballero, estamos esperando a alguien.
— Discúlpenme ustedes, pero esta mesa estaba reservada para dos, y veo que ustedes son dos. ¿Acaso una de ustedes es la señorita Sparks?
— ¡Sí, señor! ¿Acaso es usted el señor Josh Porter?
— Para servirle. ¡Oh! ¡Mis disculpas por hacerla esperar tanto! Es que estuve discutiendo unos detalles de último minuto con mi jefe acerca del contrato que debía presentarle.
— No hay problemas, señor Porter. Ya nosotras nos íbamos retirando.
— Tienen toda la razón de retirarse, aunque tengo a mi favor que usted está acompañada cuando se suponía que debía estar sola.
— Pues, por mí no hay problema en retirarme de su mesa, señor Porter. En primer lugar no nos conocemos, y en segundo lugar, soy la asesora financiera de la señorita Sparks, que al fin de cuentas tendrá que hablar conmigo cualquiera de los detalles que tenga que plantearle a la dama. Así que, con su permiso, señor, nos veremos en otra reunión si es que llegan a un acuerdo. — Se levantó Renata de la mesa mirando a Josh de mala gana y señalando a otra mesa indicándole a su amiga que se sentaría a comer mientras la esperaba.
La actitud de Porter enfureció a Thianya, pero ella se las dio en profesional en ese momento.
— ¿De qué se trata el negocio que me quiere plantear, señor Porter?
— Es sobre la construcción de un centro comercial, aquí en Carcomel y me dieron buenas referencias suyas como decoradora y ambientaciones de espacios.
— Perfecto… Pues hablemos del tema, si no le molesta.
— Comamos primero, luego vea el contrato, y a partir de ahí, entonces me da su respuesta.
La propuesta para Thianya parecía extraña, igual la acogió. Comió junto con el señor Porter, y luego de hacerlo, le dio un vistazo al contrato, uno que le pareció ridículo y fuera de norma, llamando a Renata para que confirmara lo que ella creyó haber leído.