Narra Gael Valeska parece nerviosa mientras coloco mi mano en su espalda baja y la llevo a Sinclair 58. Es un restaurante de lujo en una azotea en Chelsea, popular tanto por su comida como por su reputación de ser visto y admirado. Le doy mi nombre al anfitrión del restaurante, que nos conduce hasta nuestra mesa. Estoy bastante seguro de que pasamos junto a tres actores que reconozco y a un candidato a gobernador fracasado. Valeska está impresionantemente hermosa con un minivestido de seda cerúleo y el collar que le regalé, pero está rígida como una tabla. —Relájate —murmuro en su oído. En todo caso, se tensa aún más. —Es fácil para ti decirlo. Apuesto a que vas a lugares como este todo el tiempo. —En realidad, los evito como a la peste. Eso sorprende y provoca una risa en ella, y