Andrea había organizado una reunión con Mark al siguiente día en un restaurante que estaba cercano a nuestro hotel, por suerte él también estaba en Nueva York, así que no tuvimos ningún problema en reunirnos. El protocolo fue el mismo, él tuvo que firmar un contrato de confidencialidad antes de vernos para que así mi identidad estuviera a salvo, a diferencia de la última vez, todos conocer a Mark, así que tuvimos que reunirnos en un salón privado dentro del restaurante para que nadie estuviera molestando a Mark. -Buenos días – se paró Mark al verme entrar al salón. - Buenos días – le sonreí. - Realmente es un gusto poder conocerla finalmente… primero que nada debo confesarle que mi hermana adora todos sus libros, en cuanto supo que estaba interesado en trabajar con usted se puso como l