Un año atrás Para celebrar el compromiso de Mónica y Greg, los invité a cenar un día después de nuestro almuerzo con Leonel Kaunis. Winter compró un hermoso vestido blanco, de encaje en el torso, ajustado hasta la mitad de sus muslos. Se veía divina, casi idílica. Winter sujetó su cabello en una coleta alta, que le permitía mostrar su perfecta espalda. El vestido compaginaba a perfección con su pequeño bolso y los tacones. Y antes de irnos Winter me aseguró que sería la última vez que la vería con tacones, que compraría botas para evitarse un posible desmembramiento por una caída. Era casi imposible que sucediera algo como eso, pero a Winter nadie le ganaba. Si ella no quería aceptar que estaba equivocada, nadie lo haría. Era terca y caprichosa, aun cuando no tenía la razón. Y para evita