—Adalia. —ella alza la barbilla como buscando fuerzas para no echarse hacia atrás y mira a la hechicera—. ¿A qué se debe tu visita sin aviso?. —Entrégame a Olivia y a Asa de inmediato. —la hechicera baja unos escalones riendo con burla. —¿Acaso tu me das ordenes Adalia?. —la maldita carraspea y endereza los hombros como que no soporta mas la rabia de verme y no poder hacer nada—. Si no los entrego, ¿Qué van a hacer?. —Soy la gran reina de Rondak... Me debes obediencia. —hace algo con la mano que Adalia viene a quedar frente a la hechicera que la ahorca con su mano. —¿Tu a mi me vas a ordenar Adalia?. —la alza estirando su brazo alzándola por los aires, y su pelo verde se pone violeta con fuerza y flota—. ¿A MI, MALDITA MORTAL, ME VINES A DAR ORDENES? ¿COMO TE ATREVES?. La estampa c