Una boda sin novio
Era una hermosa mañana de primavera y se podía sentir una suave brisa moviendo las cortinas de mi habitación, se podía decir que era uno de esos días que podíamos considerar perfectos.
Pero para mí...
Era el día en el que iba a perder mi libertad, era el día de mi boda.
Bueno ya sé lo que dirán algunos, el casarse no significaba el fin de tu libertad, no seas tan dramática, pero en mi caso era literal.
Mis padres me estaban casando con el duque Forest.
Bueno en realidad me estaban vendiendo.
Mi padre era un barón que había caído en desgracia y ahora lo único que nos quedaba era nuestro título. Por eso mis padres decidieron un matrimonio arreglado, ellos habían estado un tiempo buscando un marido rico para mi ya que todos sabían que estábamos en bancarrota y ningún noble se interesaría en mi, pero los ricos eran otra historia, para ellos era una gran oportunidad de obtener el título de barón y convertirse en nobles.
Una mañana mientras mi padre estaba revisando varias propuestas de matrimonio para mi, llegó un carruaje junto con varios guardias reales, ellos llevaron varios baúles al estudio dónde mi padre se encontraba, él las revisaba todas minuciosamente pero al parecer ninguna satisfacía sus deseos.
En realidad es que ninguna ofrecía suficiente dinero para mí, eso era completamente normal ya que estábamos en bancarrota y yo tampoco era una gran belleza.
Los guardias al entrar al estudio le entregaron una carta a mi padre la cual era una propuesta de matrimonio; al parecer el príncipe había escuchado que mi padre estaba buscando un pretendiente para mi.
El príncipe era el mejor amigo del duque de Forest además de ser primos, y ya que ningún noble casaría a su hija con el duque pensó que sería buena idea aprovechar la oportunidad de que él se casara conmigo, y había acertado mi padre al ver lo que había en los baúles inmediatamente dijo que si.
Bueno qué quieren que les diga, no se puede escoger en qué familia nacer, algunos tienen suerte y otros no, yo era de las que tiene mala suerte, siempre caía al suelo enredándome con el largo de mi vestido, se rompía la silla en la que estaba sentada cayendo al suelo estrepitosamente, los animales me atacaban al verme y los bichos me picaban, bueno que decir que tenía mala suerte era poco.
Corrían muchos rumores acerca del duque, algunos decían que era un monstruo cruel y despiadado con una gran sed de sangre, otros decían que era el mismo demonio reencarnado.
Él era uno de los generales del rey, el había destacado mucho por haber ido al campo de batalla a una edad temprana, en el cual fue temido y apodado el rey sanguinario ya que mientras permaneció ahí , siempre estaba cubierto con la sangre de sus enemigos, una persona que podía hacerte temblar con solo una mirada, y esa persona era con la que me iba casar.
Bueno como había dicho, mi mala suerte siempre me persigue.
El duque había apresurado la boda y había dicho que se realizaría dos días después de haber recibido la propuesta.
El día de mi boda mi padre contrató varias sirvientas para que me ayudarán a prepararme para la boda. Yo no iba a tener una ceremonia grande, ni lujosa como solía ser cuando una noble se casaba, ese día sólo iban a estar los familiares más cercanos ya que el duque había dicho que quería algo sencillo.
Yo siempre había soñado que cuando me casara sería el día más feliz de mi vida, con una boda de ensueño, que usaría un hermoso vestido y que la persona que había escogido para pasar el resto de mi vida me estaría esperando en el altar para jurarnos amor eterno ante Dios.
Genial, ni siquiera puedo tener una boda espléndida como siempre había soñado.
Cuando las sirvientas hubieron terminado de vestirme me miré en el espejo y al verme quise llorar.
Me veía ridícula en aquel vestido; debido a las prisas de la boda no les había dado tiempo de comprarme un vestido a medida así que había tenido que usar el de mi madre, pero mi madre era mucho más voluptuosa y curvilínea que yo, en aquel vestido me vea como una niña jugando con los vestidos de su madre, yo solo tenía 16 años así que mi cuerpo aún no había terminado de desarrollarse y tampoco se me podía considerar una belleza, mi único atractivo era mis ojos color verde que parecían dos esmeraldas.
De lo demás algunos incluso podrían decir que mi apariencia era aburrida, por mi mala suerte el duque aún no me había visto porque si lo hubiera hecho pueda que hubiera cancelado la boda, bueno aún tenía una oportunidad que al verme en el altar se arrepintiera de casarse conmigo, aunque no ponía muchas esperanzas en ello, con mi mala suerte puede que igual decida casarse conmigo.
Lo único que yo deseaba era que aquel día terminará lo más rápido posible, las criadas me llevaron a la capilla donde se efectuaría mi boda y en la que conocería por primera vez a mi futuro esposo, o es lo que creía.
Cuando entre a la capilla sólo estaban mis padres, el sacerdote que me iba a casar y un hombre mucho mayor que mi padre y estaba medio calvo, el estaba de pie en el lugar del novio, yo sabía que ese no podía ser el duque de Forest porque a pesar de lo mal que hablaban de él, las personas que alguna vez lo habían visto decían que él era un hombre increíblemente hermoso y además él solo tenía 30 años era imposible que se viera de aquella manera.
Por un momento pensé que la suerte por fin me sonreía y que la boda se había cancelado.
Pero como ya os he dicho tengo muy mala suerte, así que eso no pasó.
Al parecer el duque estaba tan ocupado que no había podido asistir a su propia boda, así que había enviado a su mayordomo para que tomase su lugar y de esa manera acabó mi boda.
Después de que la ceremonia terminó el mayordomo me dijo que tenía que irme con él a la mansión del duque. Cuando llegamos a la mansión ya era de tarde, el mayordomo me ayudó a bajar del carruaje y me presento ante la servidumbre y me mostró mi habitación la cual era muy grande y espaciosa aunque la decoración era un tanto sombría para mí gusto.
Después de dejarme en mi habitación él se marchó e inmediatamente entró un grupo de sirvientas para ayudarme a que me quitara el vestido y mientras me atendían les pregunte.
_ ¿Dónde se encuentra el duque?
Las sirvientas se vieron las unas a las otras y después de un momento de silencio me dijeron.
¡....!
_ El duque no se encuentra en casa en estos momentos
_ ¿Saben a qué hora regresará?
_ No mi lady... ¿Necesita algo más?
_ Si podrían traer algunos bocadillos para mí.
_ Si mi lady
Ese día no había podido comer nada durante todo el día porque las sirvientas se habían tardado una eternidad en prepararme para la boda , aunque sus esfuerzos no habían valido de mucho, yo me veía ridícula y además el duque ni siquiera se había dignado en aparecer, la verdad yo estaba realmente curiosa en conocer al duque quería ver con mis propios ojos cómo era el duque de Forest.
Bueno y así empieza mi vida de casada, ahora solo queda esperar a ver como será mi vida de ahora en adelante.