—Sí, ahora entiendo mejor. Y si realmente no lo hace con malicia ni con intenciones sexuales, entonces no sería justo darle un cachetazo por eso. En especial teniendo en cuenta su condición. —Exacto. Si vuelve a hacerlo intentá manejar la situación mejor que yo. No le grites… y por nada del mundo se te ocurra pegarle. Lo mejor es tener paciencia, aguantar y pedirle de forma directa, pero educada, que deje de hacerlo. —Ya veo. Muchas gracias por contarme esto, Amelia. Te juro que yo le hubiera dado vuelta la cara de un cachetazo si volvía a tocarme de esa forma. Ahora intentaré tener más tacto. —Muy bien, aunque probablemente una situación así no vuelva a repetirse. Ya le digo, él no anda buscando tocar a las mujeres, eso ni le interesa. Si lo hizo fue por un motivo muy específico. —Eso