—Hakim…tienes unas manos suaves…quiero que tu dedito sea mío…deseo…deseo…deseo…tocarme a través de ti…— dice forzando a que mi dedo frote sobre el c*****o que esconde su clítoris. —Si, si…con la mano tonta….así, así…—gime mientras aprieta y mueve mi dedo para masturbarse sin descanso. Me encanta que lo haga…me está enseñando “de primera mano” lo que le gusta, y como le gusta…Muchos años de soledad le han enseñado bien a darse placer por si misma. Aprendo la cadencia…la intensidad…la orientación de los movimientos…pronto sabré imitarla…y la masturbaré como ella desea…o quizás mejor, pues añadiré el toque de la sorpresa, el toque inesperado… —Mete el dedito…papi…mételo bien adentro— me pide con la voz entrecortada. Obedezco…mi dedo medio se pierde entre sus carnes…se libera calor y un ju