A pesar de que llegué a desear hacerlo, no se la “clavé” hasta después de un nuevo periodo de abstinencia s****l propiciado por su periodo vacacional de Semana Santa durante el que, según me comentaron, se habían prodigado en bajarse la braga para “hacerse unos dedos” y en comerse mutuamente el coño pensando en mí que las había echado mucho en falta y me había tenido que consolar haciéndome una paja tras otra lo que ocasionó que, al retomar nuestra actividad s****l, lo hiciéramos con unas ganas e intensidad desmesuradas. Una mañana y mientras Candelas me meneaba lentamente el rabo tras habérselo sacado de la boca con intención de recuperar su respiración habitual, comentó con Verónica que, después de haberla dado mi lefa como culminación a su felación, la salchicha seguía prometiendo y par