Al día siguiente volvimos a coincidir a la misma hora y en el mismo lugar. Me resultó bastante evidente que me estaban esperando y en cuanto llegué a su altura, Candelas me comentó que la experiencia del día anterior la había resultado tan agradable y excitante que se encontraba dispuesta a repetirla. Las respondí que por mí encantado por lo que nos volvimos a fumar un cigarro a la puerta de mi centro de trabajo y en cuanto entramos en mi despacho, cerré la puerta con llave, me desnudé de cintura para abajo y me senté despatarrado en la silla con intención de que Candelas me chupara lentamente el pene y lo saboreara mientras volvía a magrear a Verónica que se mostró bastante más receptiva y dispuesta a hurgarme con sus dedos en el orificio anal y a sobarme los huevos. Como la mañana anteri