Me desperté en el sofá, y me puse de pie desperezándome y mirando la hora. Al final había logrado recuperar el sueño, entre la siesta, y dormirme temprano en el sofá. Me iba a la cocina, pero oí que llamaban a la puerta con la mano, bastante flojo. —Como sea Gaima, le follo el culo, y ya no vuelve.— dije hablando solo al notar la polla en plena forma otra vez. Abrí, y era Jazmín sonriéndome y abriéndose el vestido, sin nada debajo. —Buenos días guapa, ¿te gusta madrugar eh? Pasa, pasa, que me harás el café. —le dije dándole un beso en la boca notando lo cachonda que venía, y dejándola pasar sobando su culo con fuerza. Se fue a la cocina, y yo al baño a lavarme la crema de la polla, ya casi curada. Volví a la cocina, y poniendo la mesa para los dos, me dijo: —Me gusta ser vuestra, aho