Con medida parsimonia, me desbrocha el botón, baja la cremallera y mete la mano paralela a mi polla como si quisiera gozar de su envergadura antes de verla. Luego me baja el pantalón, el calzón y hace que mi polla quede erecta como un sable dirigida hacia su cara.
Hace un sutil gesto de admiración, tengo un buen m*****o y una cabezota hinchada que apetece chupar. Acerca una mano y la pasea desde la punta hasta recoger en la palma los huevos que cuelgan.
Ayer salió corriendo, escandalizada y sin saber cómo reaccionar ante una buena corrida sobre la cara. Llevábamos tiempo tonteando entre nosotros. Ella es la vecina de toda la vida, la amiga íntima de mi mujer que en paz descanse. La mujer que me ha ayudado y acompañado en esta dura travesía. Yo, el hombre maduro que una vez superado el du
