Es tan grande la felicidad que invade a Miguel que no puede resistir la tentación de intentar compartirla conmigo. Las lecciones a Juliana le han servido para aprender a hacer unas pajas a su marido que lo hacen saltar de gusto. Su relación ha evolucionado en sofisticación y morbo, a la vista de los resultados está clarísimo que han merecido la aprobación del cliente. Miguel, cada vez que me ve me recuerda que tenemos pendientes no se cuántas salidas, no se cuántas cenas y no se cuántas citas con conocidas suyas, que es seguro que me devolverían la alegría a mi solitaria vida de viudo. Se preocupa por mi felicidad y quiere buscar una solución a mi evidente problema de soledad. Una y otra vez insiste para que acepte alguna de las citas a ciegas que me propone con conocidas suyas, familiar