Solté el vaso o al menos eso fue lo que escuche cuando varios fragmentos de vidrios se dispersaron por el suelo después de chocar y quebrarse en miles de microscopios pedazos, por suerte, aún no había tenido la oportunidad de servirme agua, pero eso no quitaba el hecho de que había quebrado el vaso debido a la sorpresa.
—¿Q-que, acabas de decir? —logró emitir mi voz con evidente nerviosismo y desconcierto. No podía entender por qué a pesar de todo lo que habíamos pasado, Alexander me hacía llegar tan extraña solicitud, pero pronto mi mente caviló y llego a un conclusión. ¿Acaso quería seguir pretendiendo qué yo era su esposa?
Mi ánimo pronto decayó, aunque justo en el peor momento, el cual fue cuando Tracy volvió de su habitación después de escuchar el estruendo del vaso qué había tirado
