–¿cómo te sientes? –preguntó mientras el caminó hasta un sillón y se sentó junto a ella.
–perdona por...
–Sabes he pensado que podríamos hacer algo especial para el cumpleaños de tu padre y sé que muchas veces descuentos con él y que no siempre están en buenos términos, pero él sigue siendo quien te cargo las noches que llorabas cuando yo estaba tan cansada para levantarte, sigue siendo quien tomó tu mano y te enseña a dar tus primeros pasos, sigue siendo ese aparato humano que te impulsaba en el aire y te hacía volar... a decir verdad, no sé cómo te sientas en este momento y yo realmente espero que estés bien, y si no lo estás que algún momento lo llegues a estar, porque yo te quiero mucho a ti, a James, a Alaia y a tu padre y de una manera inmensurable a los tres, con la misma intensidad, pero de diferente manera...
–sí lo dices por lo que le dije a mi padre... –negó con la cabeza muy avergonzado. A diferencia de como Jetro solía sentarse al discutir o hablar con su padre era muy diferente que con su madre, puesto que por Diana y sus tías había sabido la manera en la que ella sufrió para traerlos al mundo de tal manera que no quiso volver a embarazarse.
–tú y tu padre son tan exactos e idénticos que es gracioso. –se levantó y se acercó aún más a su hijo, levantando su mentón para que la mirara. –tú eres exactamente como lo era él a tu edad o tal vez unos 5 años más de los que tienes ahora, que fue cuando lo conocí, y te diré que si tan solo ustedes se tomará en el tiempo de hablar más allá del enojo, o del temperamento tan explosivo que tienen los dos, te dieras cuenta lo mucho que te ama. –levanto una ceja y sonrió .
–vine aquí para disculparme contigo. –tomó las manos de su madre y las besó. –eres mi madre, te amo y la manera en la que me comporté fue nefasta, inaceptable y aberrante, me avergüenzo por ello, pero respecto a papá...
–sé lo que dirás y ¿sabes qué...? –se levanta llevando con ella a su hijo. –haremos algo, te quedarás hasta la boda de Alaia y me contarás las mejores chistes que puedas inventar de aquí hasta allá y haremos como si nada es lo que ha pasado, pasó. –dijo con una sonrisa, acariciando la mejilla de su hijo, quién aún no sonreía porque se sentía culpable.
Evelyn ya había hablado con Alejandro, ella sabía de primera mano todo lo que se habían dicho, puesto que aunque Jetro y su padre eran exactamente igual de temperamentales, impulsivos, explosivos y algo orgullosos. Alejandro con el pasar de los tiempos y con el papel de padre tatuado en el alma era más maduro hasta cierto, y se limitaba a decir y hacer cosas que podían lastimar a su hijo, sin embargo habían acciones que le demostraban lo contrario a Jetro, pero para él eran imperceptibles.
–Quiero estar en la boda de mi hermana y hablaré con ellos hasta después de la boda, pero madre... sí continúo aquí ahora, mi relación con mi padre no va a funcionar en absoluto y tengo la certeza que un "yo" maduro, que acepte las cosas que he vivido y que han pasado no le importen mucho, tal vez se resigne y acepté a mi padre cómo es, pero mi "yo" en este momento está tan caóticamente desordenado que lo único que mantiene mis pies a tierra son todo. Lo son; la carrera que escogí, que no es muy fácil y a veces me vuelve loco, pero es precisamente eso lo que mantiene cuerdo, mi mente ocupada es lo único que me mantiene cuerdo. –confesó con mucho pesar a su madre.
–y lo entiendo, pero.. ¿sabes hace cuánto tiempo no vienes a casa?, y yo no entiendo, la carrera de medicina es muy demandante y se que esperar hacer una especialidad y perfeccionar en ello es aún más demandante, lo entiendo, pero eres mi hijo y no sabes cuánto los extraño, a los tres... tu papá también lo hace, aunque no lo demuestre. –insiste en incluirlo en la conversación, para que otro sepa que su papá también le importa.
–Por favor... –bufo con sarcasmo y una sonrisa maliciosa. –sabes que lo demuestra, no por mí o por James, por Alaia, pero lo demuestra y lo entiendo, lo sé, tía Diana me ha repetido hasta el cansancio al Alaia fue una bebé con suerte, no esperaban que sobreviviera, se aferró a mi padre desde el día en que nació y no se soltó de él hasta mucho después, porque lo necesitaba para mantenerse con vida, me sé esa historia. –resaltó en historia. –eso es lo que ya han pasado veinticinco años y Alaia sigue siendo la misma niña consentida que mi padre no ha podido soltar. –dijo con un ápice de resentimiento que fue bastante notorio para Evelyn y doloroso también.
–Entiendo que... –sonrío para disimular su incomodidad, se sentía mal por su hijo porque éste sentía que de alguna manera su padre no lo amaba tanto como a su hermana. –tal vez en la edad adulta quieres hacer cosas, muchas cosas independiente de tu familia y está bien, pero bueno... hoy es noche de chicos, y pensé que tal vez te puedas quedar para la despedida de soltero de chicos, podrías quedarte hasta entonces... –insiste en que su hijo no se fuera, no quería que se aislara como solía hacerlo su padre. –ver a tu hermano, tus primos están todos tan alejados uno del otro que empieza a verse absurdo haberlos unidos en la misma escuela, colegio y universidad –dijo algo incómoda, no quería convencer a su hijo, pero necesitaba que su hijo se quedara más tiempo.
–Entonces... ¿no hablaremos sobre el ridículo que hice hace unas horas?, ¿no habrá reclamos de ellos? –preguntó con duda y algo de gracia.
–tú, ¿te sientes cómodo contándome lo que pasó y por qué regresaste sin ella?, ¿te sientes bien con ello?, ¿me lo quieres contar? –preguntó y Jetro negó con la cabeza.
Su teléfono empezó a sonar, Jetro mira la pantalla un par de veces, silenció su teléfono y lo volvió a guardar, la fugaz mirada de su madre que tenía la misma sagacidad y vista de un águila supo ver que quién llamaba a su hijo, en realidad era Enzo, eran casi como el dúo perfecto cuando eran sus buenos días.
–¿te quedarás? –pregunto intentando una vez más aferrarse a su hijo, ya que sabía que cuando pasara la boda no lo volvería a ver en meses, ya que el trato entre ellos y sus hijos era que ellos tenían todos los medios para viajar a su casa cuando sintieran que necesitaban a papá y mamá, pero ellos no irían en busca de sus hijos a menos que estos les dijeran que lo necesitaban, o fuese estrictamente necesario.
–Me quedaré hasta la despedida de soltera de mi hermana y no puedo prometer quedarme hasta la boda, pero sí me quedo, ¿me ayudarías a que nadie haga preguntas o comente de mi aberrante estupidez? –preguntó avergonzado.
–¿de qué estamos hablando?, creí que solo hablábamos de la despedida de tu hermana y la boda, y que no te gusta bailar, pero harás una excepción por primera vez en tu vida y darás un baile con tu hermana. –dijo y Jetro asintió arqueando apenas la comisura de sus labios.
–Pero ahora debo hablar con Enzo, ya que hemos quedamos en vernos antes de la despedida, dijo que el tío Baram, por parte de papá se encargaba de la despedida de solteros y que tenía que llegar de último, no antes, porque era alguna especie de sorpresa. –bromeó.
–pero si saben que hay despedida de solteros y que Enzo va a llegar, ya no es sorpresa... –resaltó Evelyn lo obvio.
–sí, pero al parecer en "el pequeño mundo de las maravillas del tío de Enzo", la sorpresa es algo así como una fiesta avisada, pero llegas de último cuando eres a quien intenta sorprender. –dijo concierto sarcasmo lo que causó gracia entre los dos.
–Para Jetro era fácil hablar con su madre, ya que hace mucho que ella dejó de hacer preguntas, dándole la libertad de solamente decir lo que siente o cómo se siente, sabía que con su madre puede hacerlo siempre sin temor a ser juzgado, regañado o condenado por cualquier cosa, contrario a su padre, quién era el que siempre hacía preguntas queriendo saber exactamente cada paso que había dado, entender en qué se había equivocado su hijo y tratar de darle una lección sobre eso para el resto de su vida, pero eso era lo que él consideraba correcto, pero no necesario.