Capitulo 2.

3132 Words
Han pasado ya unas horas desde que (a mi parecer) el egocéntrico psiquiatra se fue de la habitación, dejando (debo admitir) su divina colonia impregnada en el aire del cuarto, convirtiéndola como una especie de droga exquisita en el ambiente a mi alrededor.            En todo este tiempo, lo único que he hecho es continuar con mi lectura, perdiendo la concentración de vez en cuando, cuando se escuchaban las voces de los demás internos pasar cerca de la puerta, riendo entre bromas y hablando fuertemente, haciendo que mas de una vez me planteara el hecho de salir de mi auto encierro para conocer nuevas personas. No me vendría mal tener alguien con quien hablar en este lugar, igual no se por cuanto tiempo voy a durar en este sitio. Cosa que, hasta ahora, no me han aclarado.  Pensé la ultima vez cuando se escucharon otras personas pasar, provocando que además de plantearme salir, pensara en cuando iba a realmente salir del psiquiátrico. Y cuando decidí distraerme de las frustraciones que el auto encierro provocaba al estar divagando entre preguntas sin respuesta, deje el libro a un lado para luego disponerme a levantarme de la cama. Ya parada, la puerta de mi cuarto se abrió, mostrando al psiquiatra Smit con la misma ropa que en la mañana, esta vez, no cargando con la gran cantidad de papeles, pero en su lugar, traía una libreta con sus portadas forradas en cuero n***o.                                                                                          Me sorprendo al verlo ya que no me lo esperaba, haciendo que me quede totalmente en silencio, viéndolo pasar a mi humilde morada, para más tarde cerrar la puerta y caminar hacia el mismo mueble que de la mañana, donde yo había estado leyendo toda la mañana, hasta después del almuerzo, que decidí quedarme leyendo en la comodidad del colchón de mi cama.          Wow, pensaba que vendría a las 6pm. Digo y pienso por mis adentros, mientras inconscientemente veo la hora en el reloj digital en la pequeña mesita de noche al lado de la silla tipo mueble frente a la ventana, la única, a decir verdad. 6:00pm. Decía el pequeño reloj sobre la mesita de madera. Doble wow. pensé que sería más temprano. Y vaya, que puntual es. Pienso sorprendida de mi despiste y su obvia puntualidad.        Al estar sentado y cómodo, se que da en silencio por unos segundos, viéndome atentamente, escaneándome con la mirada, tal vez intuyendo mi sorpresa ante su llegada, esperada porque fue prevista he informada, pero inesperada para mi distraída cabeza, que desde que se fue, solo estuvo entre lectura, pensamientos peguntosos y cuestionamientos sobre salidas y amistades, todavía no hechas. _ Me han dicho que no te has bañado en estos dos días, y tampoco hoy, que vendría siendo tu tercer día. ¿Por qué? _ Pregunta casual, manteniendo esa mirada que me empieza a incomodar por lo intensa que es, igual que la de esta mañana, haciendo que además de incomoda, sienta un poco de vergüenza al que él este informado de ese dato que considero innecesario que sepa.        Me quedo unos segundos callada, pensando en mi respuesta con cuidado, buscando palabras que no suenen tan groseras como la respuesta que en verdad quisiera dar, para luego en un tono escéptico, sin más, decir: _ No he querido salir por mucho tiempo del cuarto _ Digo indiferente para después ver como el asiente a mi respuesta y luego escribir en su libreta no sé qué cosa, quitando su mirada de mi rostro, dándome un descanso de sus penetrantes ojos verdes. Cosa que no dura mucho cuando termina de escribir, porque vuelve a ponerlos sobre mí. _ ¿Por qué no has querido salir? _ Pregunta, haciendo que sienta como si estuviera evaluando cada aspecto de mi inexpresiva expresión. _ No lo se, no me han dado ganas de conocer a las personas internadas en este lugar. Estoy muy bien aislada de todos ellos, con la compañía de mi interesante lectura _ Respondo con pereza, mientras me recuesto contra la pared, sentada con las piernas flexionadas hacia mi pecho, manteniendo mi mirada en la suya, tratando de no verme intimidada. _ ¿Y que tiene que ver tu auto aislamiento con no querer bañarte? _ Pregunta mientras vuelve a escribir en la libreta, haciendo el mismo proceso que la última vez. _ La verdad, no me gusta bañarme en lugares que no conozco o lugares nuevos para mí, o al menos eso siento porque no me acuerdo en si _ Digo, para luego verlo volver a escribir con la mirada puesta en la libreta.            La habitación se sumerge en un enorme silencio, donde el solo se limita a escribir en su libreta y a mi observándole, donde me fijo en lo bien que le lucen sus lentes, que hacen un buen contaste con el color de sus ojos y el atractivo tono de su piel. Los labios semi carnosos, hacen que mi mente divague entre escenas un poco explicitas, provocando que me auto obligue apartar esas imágenes de mi pervertida cabeza.  Luego de un rato de mas o menos 7 minutos, lo veo despegar la vista de su libreta para mas tarde posarla en mi y quedarse así por unos segundos mas, para después escuchar su voz otra vez. Yo aparentando normalidad he indiferencia después de esos pensamientos un poco indecentes. _ Bueno, yo te aconsejo que te bañes y que salgas a socializar un poco, estarás aquí por un tiempo indeterminado, te vendría bien tener con quien socializar durante ese tiempo _ Aconseja como si fuera lo más fácil del mundo, hacer amistades en un lugar nuevo. _ ¿Y si no quiero que? _ Pregunto con aburrimiento, poniendo una mirada un poco desafiante.          El doctor Smit entrecierra los ojos por unos segundos como intuyendo mi poca rebeldía, para después volver a su expresión de antes, una totalmente profesional y un poco altiva. _ Tendrá dos opciones, o se baña por la buenas o por las malas _ Dice con su profesionalidad, sonando un poco desafiante o competitivo. No estoy muy segura, pero el brillo de maldad en sus ojos me indica que debería tener miedo de las malas maneras. _ ¿Y como serian las malas? _ Pregunto con curiosidad, ocultando el miedo que la incertidumbre y expectativa me pueda causar, logrando con éxito mi objetivo.      Smit cambia su expresión a una divertida, al mismo tiempo que se dispone a responder. _ Varia mucho la verdad. Como soy tu psiquiatra encargado puedo mandar a que te bañen con la temperatura  de agua que yo elija con cualquier pretexto.  Por ejemplo, puedo decir que te dio un ataque esquizofrénico y necesitas un baño con agua helada para salir del cuadro _ Dice divertido con una mirada que expresa malicia, provocando que trague saliva en seco _  Caliente por un resfriado o un ataque raro que a varios pacientes les ha dado a lo largo de su estadía aquí. Pero aunque tengo la facultad de hacer todo lo, profesionalmente hablando, contigo, no lo hare y dejare que voluntariamente tu te pares de esa cama y sin que nadie te diga nada, vayas el baño unisex del tu piso y te eches una ducha que no te has dado en estos dos días, ¿Te parece? _  Dice y yo asiento en acuerdo, imaginando  como seria bañarme con agua tan fría como un hielo, dándome un medio temblor que disimulo, por dicha imaginación que con lleva a una sensación de gotas heladas cayendo en mi cálida piel _ Pero, hasta que no lo hagas, te diré que hay normas en este lugar, y si ven que no puedo contigo, que no creo que pase, ya que como dije antes, eres un caso normal, pueden pasar dos cosas; Una, que te cambien de psiquiatra encargado, haciendo que mi reputación intachable, tenga una marca, o, dos, que te cambien de nivel y depende como sea tu dificultad, te pondrán o en el segundo o tercer nivel, cosa que sería para ti perjudicial _ Deja en claro sus puntos sonando arrogante he idiota, para luego levantarse del mueble/silla _  Bueno, señorita Ribera, yo me tengo que ir, nos vemos mañana a las mismas horas de hoy. Si necesita algo, estoy en mi oficina hasta las 8 de la noche _ Dice al mismo tiempo que pasea la mirada por la habitación, para después comenzar a caminar hacia la puerta habiendo terminado su observación. _ Chao, doctor _ Me despido con diplomacia, mientras lo veo cerrar la puerta de mi habitación, perdiéndose de mi campo de visión.    Idiota.  Pienso para luego agarrar mi libro sobre las guerras mundiales, pero cuando voy a comenzar a leer la pagina 400, se me viene a la mente la pasada conversación con el doctor Smit, haciendo que me plantee lo de salir de mi cuarto a darme una ducha en el baño de mi piso. No perdería nada con hacerlo y hasta seria grato sentir como un agua tibia limpia la piel pálida de mi cuerpo robusto cuerpo, pero me da una flojera horrible el siquiera pensar pararme de la cama y buscar todo lo que necesito para bañarme para luego salir e ir al baño. Soy una floja.               Vuelvo a tratar de leer, ya decidida a no bañarme hoy, dejando esa tarea para al día siguiente, cuando la voz del doctor diciendo que me podrían bañar con agua helada, resuena en mi mente de manera repetitiva, como si de un eco se tratase, haciendo que la sensación que sentí cuando el me lo informo, volviera a recorrer por todo mi cuerpo.                Tú ganas, Smit, pero solo por esta ocasión te hare caso, no te acostumbres. Digo para mis adentros, rindiéndome mientras dejo mi libro a un lado para luego pararme de la cama, dispuesta a buscar todo lo que necesito para bañarme. Agarro una toalla, un jabón de baño, mas la ropa holgada que me gusta ponerme para estar en la habitación y mi ropa íntima, todo sacándolo del armario empotrado en el fondo del cuarto.              Salgo de la habitación con todo en mano, dirigiéndome al único lugar que he ido durante estos días, el baño.              El primer día, cuando me desperté sin memoria, no quería salir de mi cuarto, pensé que me moriría de hambre, cuando una enfermera de cabello azul entro por la puerta con una bandeja metálica, con mi desayuno sobre ella. Supongo que sabrían o pensaron que no saldría del cuarto hasta que me dieran ganas, que es probable, que nunca me hubieran dado esas ganas. Pero bueno, así ha sido estos dos días, con la enfermera de cabellos azules claros trayéndome las tres comidas del día, para luego darme una sonrisa amistosa para más tarde marcharse. Ella fue la que me dijo el lugar exacto del baño y explico que estos eran unisex, es decir, que lo pueden usar ambos sexos, y que el hecho de que fuera así, era para relacionar a los pacientes, y que estos, si querían, podían tener sexo en las duchas. Aunque, explico, que principalmente no se hizo por esa razón, ese es realmente el entendimiento de los pacientes hacia el baño compartido con ambos géneros, que lo volvieron su pan de cada día al tener relaciones en los baños, así que era algo normal ver dos personas cogiendo.            Dijo que solo hicieron el baño de ese estilo, porque lo vieron normal, sin ningún motivo de por medio, que no se esperaban que pasara que los internos lo agarran como un húmedo motel, aunque era de esperarse.           Cuando salgo de la habitación con mis cosas en mano, camino por los pasillos con la cabeza en alto, como si no me importara nadie en mí alrededor, mientras siento las miradas de los individuos en mí. Ignoro a toda la gente, tanto a el personal como a los internos, para cruzar en la esquina del pasillo, llegando de frente con al puerta del baño. Abro esta rápidamente para entrar, importándome bien poco lo que encuentre.          Y como era de esperarse, al entrar al baño, vislumbro a una pareja pegados contra la pared teniendo un sexo rudo y salvaje, que es interrumpido a la puerta ser cerrada con un golpe seco, que no lo cause apropósito, sino accidental.          Veo como estos se separan de golpe, con la respiración agitada, para luego mirar hacia mi dirección más rojos que un tomate, mientras a mi no me pude importar menos la escena incómoda para ellos. _ Lo siento, no quería interrumpir. Sigan con lo suyo, solo me echaré un baño _ Digo relajada, apuntando hacia las duchas, dejándolos con la boca abierta. Y sin esperar respuesta alguna, los dejo en su calentón no terminado, para caminar a las regaderas.           Dejo todo encima de una silla empotrada al suelo, frente al cubículo donde esta una regadera de cabeza grande, semi alta, para luego llevarme la toalla conmigo y dejar esta encima de la puerta, para más tarde desnudarme y tirar la ropa hacia afuera de la ducha, mas o menos por donde esta la silla con mis cosas. Cierro la puerta de la ducha, para después girar la llave al tiempo que  siento como un chorro de agua temperatura ambiente cae por todo mi cuerpo, haciendo que este se relaje, y sienta como que mis pensamientos se vayan al fondo de mi cabeza, concentrándome en la agradable sensación que recorre mi cuerpo cn cada gota que cae en mi expuesta piel.           Disfruto un par de minutos del agua tibia recorriendo mi cuerpo desnudo, para después disponerme a enjabonarme con el jabón de baño que había traído previamente, de las cosas de hace personal que había guardados en el armario. Paso el jabón por todo mi cuerpo, dejando un poco de espuma a su paso y cuando me siento completamente limpia, dejo el jabón a un lado para volverme a meter debajo el chorro de agua, dejando correr el jabón conjunto el agua al piso del baño, viendo como estas se juntan yéndose por el desagüe.           Una vez lista, cierro la llave del agua, para después agarrar la toalla y secarme con ella. Salgo de la ducha envuelta en la toalla, dispuesta a vestirme, cuando veo, que la ducha que esta al frente de donde me encontraba, estaba un chico a punto de meterse a bañar pero al escuchar una puerta ser abierta, se da la vuelta, mostrando un chico de un muy buen físico (no mejor que la de mi psiquiatra encargado) con únicamente una toalla a la altura de su cintura. Este al verme de pies a cabeza, me lanza una mirada un poco atrevida antes de hablar. _ ¿De dónde saliste, Bombón? _ Pregunta dejando su mirada coqueta en mi rostro, mientras se recarga contra el muro de la pared. _ De un útero y antes de eso, de los testículos de mi padre _ Respondo viéndolo aburrida desde mi posición, reconociendo que el condenado esta bueno, pero nada que me sorprenda o me cautive.              Veo como el desconocido de cabello pelirrojo abre los ojos de sobre manera en aparente asombro, provocando una sonrisa burlona en mis labios. _ Y si me disculpas, ya me voy _ Digo para después caminar hacia mis cosas y recoger todo, para mas tarde darle una mirada escéptica y salir con mis pertenecías del baño, todavía en vuelta en una toalla, que me llega a una palma más abajo del trasero, ya que ni loca me atrevería a vestirme con ese ser al frente.           Camino por el pasillo siendo doblemente mirada, más por los chicos que por las chicas, y estos (algunos) no tardan en decirme cosas fuera de contexto además de ciertas peticiones sexuales. Ignoro a todos aquellos comentarios hasta llegar a mi cuarto, que en vez de molestarme o algo perecido, no le doy ni la más mínima importancia. Abro y cierro la puerta para luego dejar todo lo que cargaba encima de la cama, para después soltar el nudo de la toalla, esta cayendo al piso, quedándome  desnuda.           Miro la ropa en la cama y pienso si vale la pena vestirme, desatando una guerra interna si dejarme como Dios me trajo al mundo o ser decente y vestirme. Pero como ninguna me convence, lo dejo a miti y miti. Me pongo la ropa interior y guardo todo lo demás para después acostarme en la cama para disponerme a seguir con mi libro. Igual, no tengo complejos con mi cuerpo, tiene una buena forma de reloj de arena y al ser robusta, es decir, rellenita, tengo unos muslos gruesos, buen tamaño de senos y glúteos. Y al ser blanca como la leche, me hace ver como de porcelana al tener además la piel sedosa. Mi cabello lizo y de color morado, obviamente pintado, combina a la perfección con mis facciones delicadas y tiernas de nariz perfilada y pequeña, con los ojos achocolatados y grandes, rodeados de una gran cantidad de pestañas y labios carnosos rosados naturalmente, la forma ovalada y un poco cuadrada de la cabeza. Tal vez sonando a mucha perfección para muchos, pero no recuerdo si es natural, pero tampoco le doy mucha mente a ese hecho de saber si es naturalmente así o fue hecho en un quirófano. Tampoco me daré mala vida por eso.           Pasan alrededor de 30 minutos, donde casi he terminado de leer el libro, cuando entra la enfermera de cabellos azules con la cena servida sobre la misma bandeja metálica. _ Veo que al fin te bañaste, deberías hacerlo mas seguido, te cambia un poco el aire de amargada _ Dice la enfermera de forma burlona. Yo me limito a sonreír para levantarme del colchón, viendo como su mirada recorre mi cuerpo con un poco de lujuria en sus ojos.        Vaya, es de ese bando. Pienso cuando ella aparta la mirada viéndose avergonzada, con las mejillas encendidas, mientras deja la cena en la mesita de noche al lado del reloj digital que apunta que son las 8:00 pm. _ Me llamo Alison, o eso me dijeron _ Me presento cuando ella termina con su trabajo. _ Lo se, se las pocas cosas de tu, casi vacío, registro _ Dice con la mima actitud odiosa de estos dos días, algo parecida a la mía _ Soy Christina. _ Un gusto _ Digo para ver como ella solo levanta el pulgar para después salir del cuarto con la bandeja metálica en mano.         Nos vamos a llevar bien. Pienso mientras dirijo mi campo de visión hacia la cena conformada por un jugo de mora y una ensalada de frutas con un pedazo de torta de chocolate al lado. Y esto se ve delicioso. Pienso para después disponerme a comer en la comodidad de la cama que será mía durante mi estadía en este lugar.  
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