Leila la escuchaba con interés y percibió que la anciana tenía la mano muy fría. –Cuando los médicos me dijeron que necesitaba una operación–continuó diciendo la Baronesa–, me comentaron que tenía un cincuenta por ciento de posibilidades de salir bien. También me hicieron ver que sería muy costosa. La muchacha la miró más atentamente y la Baronesa prosiguió: –Tengo suficiente dinero como para poder vivir con holgura si tengo cuidado con mis gastos. Sin embargo, no para hacer grandes inversiones como la de la operación. Leila no sabía qué decir y su tía continuó hablando: –No obstante, yo sí pensé escribirle a Johan cuando su hermano Nicolás comenzó a comportarse de una manera vergonzosa. –¿Vergonzosa?– preguntó Leila. –Se involucró en deudas y trató de convencerme para que vendiera