AMISTADES OLVIDADAS

1104 Words
En ese instante, Salomé le da un beso a Miguel y acaricia la frente de su tía. Para luego irse a la sala con Jorge. En ese instante, Jorge abraza a Salomé y luego la hace sentar en sus piernas, y le pregunta: — ¿En algún momento de tu vida, pensaste que te iba a ir tan bien? — Si, yo siempre he tenido fe en que me va ir bien, y primero que todo se lo debo a Dios y a mi tía. Jorge le da un beso en la espalda a Salomé, y le pregunta: — ¿Esta es la vida que esperabas? — Si, estoy dichosa, te tengo a ti, a Miguel, a mi tía, tenemos esta casa, carros y estabilidad económica, que más le puedo pedir a la vida. — Falta algo. — ¿Qué? — Hay que empezar hacerle el hermanito o hermanita a Miguel. Salomé se sonríe, y le dice a Jorge: — No. Salomé se levanta de las piernas de Jorge, pero este también se levanta. Y la abraza por la espalda, y le expresa: — No sabes cómo te vez de bonita con esta mini falda que te pusiste hoy, vamos a la habitación. — Mi tía se puede despertar. — Amor, ella esta profunda, vamos rápido, tengo muchas ganas de ti. — Está bien, vamos. Minutos después, Liliana se despierta y deja al niño en su cama, y se asoma por la ventana de la habitación. Cuando ve el carro de Salomé, y dice: — ¿A qué horas llegaron? Liliana sale de la habitación del niño. Cuando se choca con su sobrina, diciéndole: — ¡Salomé!, ¿por qué no me despertaste? — Te vi durmiendo tan tierna con Miguel, que no quería arruinar ese momento. — Ah, ¿ya comiste? — Si, y Jorge también, no te preocupes… más bien, prepárate porque te tengo una noticia. — Dime… — Soy la nueva gerente de la empresa de Autocar. Liliana abraza a su sobrina, y le dice: — Felicitaciones… Liliana no puede contener sus lágrimas, y le expresa a Salomé: — Te lo mereces, has luchado mucho para esto. — No llores tía, me estás haciendo sentir mal. — Es de felicidad. Jorge sale de su habitación. Y al ver a Salomé y a Liliana abrazadas, les dice: — ¿Pasa algo? Salomé se da vuelta, y le responde a su esposo: — No ocurre nada, mi tía solo llora de alegría. Liliana le dice a Jorge: — Si, me pasa esto cuando escucho noticias tan alentadoras, para mi sobrina. Jorge le dice a Salomé: — ¿Ya le dijiste a Liliana lo que piensas hacer, para que descanse? Liliana queda viendo a Salomé, y le expresa: — ¿Qué está diciendo Jorge? Salomé coge de las dos manos a su tía, y le dice: — No te asustes, no es nada malo… solo estaba pensando en buscar a una niñera para que puedas descansar un poco, ahora que estas descansando de tu trabajo, es que necesitas una ayuda. Liliana mira a Jorge y luego le expresa a su sobrina: — ¿De quién fue esa brillante idea? Jorge se va a ver a su hijo. Cuando Salomé le dice a su tía: — La de la idea fui yo. Liliana cruza sus manos y con mucho dolor, dice: — ¿No crees que soy acta para cuidar a Miguel? — Claro que sí, solo velo por tu salud, porque te he visto un poco cansada estos días. Jorge sale de la habitación con Miguel en brazo, diciendo: — Salomé tiene razón, necesitas ayuda Liliana… Liliana carga al niño, y le dice a Salomé y a Jorge: — ¡Miren muchachos!, les agradezco que quieran contratar a una niñera para ayudarme, pero yo me siento bien, ustedes no pueden negarme el derecho de ayudar a criar esta hermosura de bebe… ¡miren!, él es feliz conmigo, además, con tantos peligros hay, no quiero que cualquiera cuide él bebe. Jorge le expresa a Salomé: — Eh, tu tía tiene mucha razón. De inmediato, Salomé le dice a su tía: — Está bien, no voy a conseguir a nadie. En ese momento, Liliana abraza a Salomé y a Jorge, y pasan la tarde contentos por los logros obtenidos. Y comparten en familia. En la mañana siguiente, mientras Jorge se baña, Salomé se está arreglando para ir a trabajar en su tocador. Cuando ve el cuadro de sus dos padres, y dice en voz baja: — Como me hubiera gustado… que estuvieran aquí conmigo. Liliana hace el desayuno para todos, y luego de hacer eso, va atender a Miguel, quien llora desesperadamente. Salomé también entra en la habitación de su hijo, y lo carga. Cuando Liliana le dice: — Solo tiene hambre. Salomé le dice a su Liliana: — ¿Ya tengo que irme? — ¿No vas a desayunar? — En la oficina, hoy es mi primer día como gerente y quiero ser puntual como siempre lo he sido. — Te va a ir muy bien, y no te preocupes por Miguel, ahora mismo le hago su tetero. — Gracias tía. En ese instante, Salomé va a su habitación y ve a su esposo en toalla y frente al espejo afeitándose, Y le dice: — ¿Por qué no estas cambiado? — Amor, vete primero, yo tengo una cita pendiente que no puedo faltar. Salomé acaricia la espalda de Jorge, diciéndole: — ¿No quieres decirme lo que vas hacer? — Todavía no. — Bueno, yo me voy… sea lo que sea que vayas hacer, te espero en la empresa. — Allí estaré. Después que Salomé se despide de besos con su esposo, coge su bolso y también se despide dándole un beso en la mejilla a Liliana y a Miguel, diciéndoles: — Los quiero. En ese momento, Salomé sale de su casa y se sube a su vehículo, y se va a su trabajo. En el camino a su trabajo, Salomé se detiene en un semáforo en rojo. Cuando ve repentinamente a su amiga Liceth en un paradero, y espera a que cambie el semáforo. Para ir a donde esta ella. En ese instante, baja el vidrio de la puerta de su vehículo, y le dice a su amiga: — ¡Liceth!, hola… soy yo Salomé. Liceth se acerca al carro de Salomé, y cuando la reconoce, le dice: — Amiga, pero que ingrata eres, nunca nos volviste a llamar. — No, no mientas Liceth, más bien ustedes fueron las que se perdieron, pero súbete al carro y hablamos en el camino. — Bueno…
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