UNA MEDIDA DESESPERADA

1119 Words
Barrio Rosales, Nicol duerme al niño y se pone a ver una novela, mientras Jorge intenta llamar a su esposa, pero luego se arrepiente y coge el periódico. Para buscar avisos de trabajo. En Autocar, Salomé recoge sus cosas. Cuando Cindy le dice: — Jefa… — Ya no me digas así, desde estos momentos no trabajo más aquí, me voy a casa a cuidar a mi hijo. Y a buscar un nuevo trabajo. — Perdóneme que le diga esto, pero usted no se puede ir de esta empresa solo por un pequeño y primer altercado con el señor Anderson, recuerde todos los millones que usted le hizo ganar a él. — Eso de nada vale, si a la primera dificulta te tratan como si fueras lo peor… bueno, solo queda despedirme de todos y comenzar a buscar trabajo para pagar mis créditos. — Usted me va hacer mucha falta. — Y tú a mi Cindy. En ese instante, Salomé y Cindy se dan un abrazo, y luego Salomé baja de su oficina y se despide todos los trabajadores. Cuando Omar le dice: — Todo por mi culpa. Salomé también abraza a Omar, y le contesta: — Tú no tienes la culpa de nada, esto iba a pasar tarde o temprano. Marlon le expresa a Salomé: — No esperaba que pasara esto, nos va hacer mucha falta. Loraine también dice: — Si, no veo a otra persona que nos vaya a tratar tan bien como lo hizo usted. Salomé les dice a todos: — Gracias muchachos, gracias por su sincera amista, y no se preocupen por quien vendrá a remplazarme, después que ustedes hagan su trabajo… Cindy le dice a Salomé: — ¿Vamos a seguir siendo amigas? — Claro que si… En ese instante, Salomé termina de despedirse de todos, hasta del vigilante. Y se sube a su vehículo. No pudiendo contener sus sentimientos, Salomé pone su cabeza en el manubrio y llora por unos segundos… Minutos más tardes, Salomé llega a la casa y pone su bolso en una silla, y le dice a la niñera: — Hola Nicol, ¿cómo te fue con Miguel? — Bien, cada día se porta de maravilla. — Que bien Nicol, pero hoy va hacer el ultimo día que vas a trabajar como niñera. Nicol se sorprende al escuchar eso, y le dice a Salomé: — ¿Qué hice de mal? — Nada Nicol, pero… Jorge sale de su habitación y le dice a su esposa: — ¿Estas echando a Nicol? Salomé se sienta, y le dice a Nicol: — Tranquila, no has hecho nada, ven mañana para hablar más tranquilas. Nicol obedece a Salomé. Y se despide de ella y de su esposo, diciendo: — Bueno, hasta luego. De inmediato, Jorge le vuelve a decir a Salomé: — ¿Por qué vas a echar a Nicol? Salomé baja su mirada y sin titubear, le dice a su esposo: — Me echaron del trabajo. — ¡¿Qué?!... pero esto no puede ser, no podemos estar los dos sin trabajo, ¿cómo paso? — Un cliente daño su carro que recién había sacado de Autocar, y para no hacerse responsable de sus actos, culpo a la empresa y formo un escándalo que no te imaginas… para resumirte, ese cliente resulto ser muy importante, tanto que pudo hablar con Anderson y ponerlo en contra de mí. — Esto parece una pesadilla. — Dímelo a mí, he llorado tanto estos días, que creo que me voy a secar… primero fue lo de mi tía, después tu despido y ahora el mío… es por eso que estoy pensando recortar gastos, y voy a empezar por la niñera. Jorge queda mirando a Salomé, y le expresa: — Bueno, las cosas están así y tenemos que afrontar la realidad que nos toca, así que mañana mismo salgo a buscar trabajo. Salomé coge la mano izquierda de su esposo, y le dice: — Creo que podemos aguantar un tiempo con los ahorros que tenemos, mientras tanto yo envió hojas de vida a diferentes empresas, y también cuidaré de Miguel. Tres semanas después, Jorge se desespera porque ni él ni Salomé han podido conseguir trabajo. Cuando Miguel comienza a llorar y a gritar mucho. Jorge camina de un lado para el otro. Cuando pierde la paciencia, y le grita a Salomé: — ¡¿POR QUÉ NO ATIENDES AL NIÑO?! Salomé sale de la cocina, y le dice a Jorge: — Es la primera vez que me gritas. — Amor, perdóname, no sé qué me pasa… debe ser el estrés de estar en la casa con las cuotas de los créditos que tocan pagar. — Yo estoy en las mismas que tú y no te he gritado, espero que sepas controlarte. Salomé carga a Miguel, y se cerciora que está bien, y le dice: — Se un buen niño y deja de llorar, porque estas estresando a papá. Jorge se acerca a Salomé, y le expresa: — Tengo una idea para pagar las cuotas y algunas deudas que tenemos. Salomé se adelanta, y le dice a Jorge: — Vender los carros. — Ah, ya habías pensado en eso. — Si. — Salomé, pero solo quiero vender uno. Miguel se abalanza hacia su padre. Cuando Salomé dice: — Con uno que vendamos es suficiente, para pagar y estar un poco tranquilos hasta que consigamos trabajo. — Si. — Jorge, ¿y cual vamos a vender?, ¿el Hyundai o el Mazda? — Por supuesto, el tuyo. Salomé se queda pensando por unos segundos, y luego dice: — Está bien, aunque ese es más costoso. — Pero recuerda que una vez fuera del cocesionario su precio baja. — Eso lo se. — Bueno, entonces no se diga más empecemos a buscarle comprador. Quince días después, Salomé y Jorge no pueden vender el vehículo como estaban pensando hacerlo, y terminan vendiéndolo en diez millones menos. Después de rebajar las deudas que tienen en los bancos, Salomé y Jorge se encuentran sentados en el comedor. Haciendo cuentas y cuentas en un cuaderno. Cuando Jorge dice: — Los diez millones que dejamos de recibir por ese carro, son los que nos descuadra las cuentas, debimos haber quedado con quince. — Bueno, pero pudimos pagar, ahora podemos estar más tranquilos y esperar a que nos llamen de alguna parte de donde dejamos las hojas de vida. — Amor, treinta millones me pareció muy poquito, para haber vendido ese carro. — Jorge, lo importante es que terminamos temporalmente con nuestras obligaciones, y rebajamos la deuda con los bancos… ahora nos quedan cinco millones libres, los cuales tenemos que administrar bien. — Tienes razón amor. — ¿Apropósito, ya guardaste el otro carro en el garaje?...
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