Afuera del apartamento de la doctora una camioneta negra con vidrios negros estaba parqueada. El conductor se encontraba fumando con la puerta izquierda semiabierta, a penas miro que se acercaba Petronio , de deshizo del cigarrillo. Los dos hombres se subieron a la camioneta. Chucho se llamaba el conductor, rápidamente entro en confianza, le comentaba que el también era del sur, exactamente de un pueblito lejano en las estribaciones de la cordillera . El se había venido a trabajar hace un tiempo a cortar caña .
—como esta la tierrita.
—bien, bien— le contesto Petronio.
—le molesta que fume.
—no, no, hágale.
—yo llevo como nueve años por acá, trabajando para los patrones, allá en mi tierra jugaba chaza, era el mejor sacador—, seguía contando Chucho.
—o sea que debe tener buena manga, los que juegan chaza son bravos para pelear— comento Petronio.
los del sur somos verracos, no ve, Usted viene solo a meterse en la boca del lobo.
—¿qué muy jodido el tal don Roque?.
—jodido y matón.
Los dos personajes mientras se dirigían al sitio de encuentro seguían charlando, tenían muchas coincidencias en las aficiones y los gustos. Petronio de reojo miraba las manos de Chucho, todos los hombres que practican la chaza tienen una característica especial desarrollan sus manos por la fuerza en el impacto que hacen con ella al golpear continuamente la pelota de caucho. De esta manera siempre una mano es mas grande que la otra. Chucho al darse cuenta muestra su mano a su compañero de viaje y como ya estaba entrado en confianza le dice.
—no creo que usted no haya jugado chaza, todos los del sur desde chiquitos aprendimos a jugar—
—jugué un poquito en la escuela, lo que pasa que ese deporte es muy complicado y muy fuerte— comento Petronio.
Chucho en el corto trayecto le comento la historia de ese deporte. sus raíces son de la mesoamérica, siglos antes de la conquista Española, con propiedad le explicaba que esa tesis era irrefutable por la sencilla razón que el caucho era originario de América y nuestros antepasados desarrollaron el hule o resina para ofrendar a los dioses. Chucho seguía comentado hasta que detuvo la camioneta frente a un portón grande de madera decorado con tejas españolas.
—Bueno jefecito, llegamos a la finca del viejo Roque—
El sitio de ubicación de la finca de don Roque quedaba en la vía hacía el mar, un tupido sembrado de árboles de limoncillo parecía a simple vista sirviera de cerramiento, pero no tras de las ramas espinosas estaba una malla de metal gruesa, el contraste le daba un toque natural a la fortaleza. El sitio era una pesebrera donde de mantenía, se cuidaba y se entrenaban caballos de paso fino. Don Roque estaba con cinco amigos observando como los chalanes profesionales montaban a sus caballos, cerca de la baranda mas cercana a la pista de zapateo del ta—ca—ta—ca , el sabiondo del Chucho, que también había entrado detrás de Petronio a la pesebrera le explicaba a este el significado del sonido que produce el pisar de los pies del caballo contra el tablado que sirve de pista , este debe ser uniforme y acompasado por eso se marca las patadas de los animales de tal manera que el sonido se debe escuchar , ta.ca—ta—ca—ta—ca—ta—ca., pisada laterales pata delantera izquierda con pata trasera izquierda y así con las patas derechas del animal. , seguían los comentarios que Petronio no entendía , solo le quedo sonando en su cerebro el ta—ca—ta—ca. Por eso los caballos de competencia solo lo montan los chalanes profesionales, ni siquiera el dueño puede hacerlo, para no dañar su paso fino.
—eso es una pendejada , meterle tanta plata a estos animales , cuando hay niños muriéndose de hambre en la calle y además los dueños no puedes utilizar los caballos. Estos ricos mandan huevo. , decía chucho.
Petronio que en su finca en piedra mojada también tenía un caballo de paso fino, llamado Alcatraz II, intentaría con el el ta—ca—ta—ca . Alcatraz era una de sus joyas mas queridas. Precisamente allá estaba escondido su amigo Gabriel. Volvió a la realidad y recordó el motivo de esta visita. Ojalá a Gabriel no le de por montar mi caballo, pensó Petronio.
—bueno señor, ya sabe en lo que esta metido su amigo, no se que tanto le afecte a usted lo que puede pasar, pero lo veo demasiado interesado, lo que si le voy diciendo es que si se me muere mi Patricio se joden todo el mundo y todos son todos incluido usted por metido.— hablo Don Roque.
—Señor lo que paso fue un mal entendido en el cual el que mas perdió fue el doctor Heleno, no olvide que la señora Praga se murió—
—mire Agustín, no me venga con mariconadas cual mal entendido. Su amigo se le metió a la cama a la que iba a ser la mujer del Marcelo y por ese mal entendido estamos como estamos y su amigo cagado de la risa—.
—mire señor tenemos información que algo paso en la finca del placer entre las cinco y seis de la madrugada—.
A pesar del mal ambiente el dialogo entre don Roque y Petronio fue directo pero amistoso. Los chalanes continuaban montando los ejemplares que pronto irían a la feria. Don Roque y sus amigos hablaban de pedigrí. Que el uno tiene sangre de resortes, que el otro de plebeyo, que don danilo fue el mejor. Junto a los nombres se mencionaban sumas astronómicas de dinero que costaba cada ejemplar, en millones y no de los devaluados pesos sino en dollares.
—Petronio usted tiene caballos – le pregunto don Roque.
—si señor, compre un paso fino a un señor de Medellín, se llama Alcatraz II—
—si, se cual es, ese caballo es de la línea de escándalo, hijo de un caballo bueno. Para pista y competencia no sirve pero para cabalgatear y tomar traguito esta aparente.
¿ y, cuanto dio?—
—cuarenta millones de pesos—
—no esta caro — le dijo don Roque—
Petronio pensó este viejo me dice que mi caballo solo sirve para tomar trago, pero que no esta cara la compra. Sinceramente al hombre lo robaron, cuarenta millones con esa plata se compraba dos camionetas nuevas cuatro por cuatro puertas , se decía Chucho en sus adentros. Un nuevo ejemplar saltaba a la pista, don Roque, observo inquieto a Petronio, por lo que decidió proseguir la conversación.
—mire Petronio, sobre el caso que viene hablar tengo una condición innegociable. Pero bueno a usted lo he recibido por dos razones, primero porque usted a demostrado que es un varón, viene a dar la cara por un amigo que no lo merece. Usted sabrá porque lo hace y segundo porque estoy enterado del buen trabajo que viene haciendo con su red en la frontera en beneficio de nuestros negocios.
—pero del problema de Gabriel?, que hacemos?, sus hombres lo están buscando para matarlo.
—mire mi amigo, usted trabaja con su red en la frontera para mi y no matamos a su amigo por ahora.
—don Roque y mis viejos amigos, con los que empecé el negocio.
—eso lo arregla usted—
—señor le propongo algo yo trabajo como vengo trabajando pero dándole entera preferencia a usted—
—no Petronio, yo no quiero preferencia sino exclusividad. Le doy una semana para que lo piense.
—don Roque esa era la condición, pregunto Petronio.
—no esa es una exigencia, la condición es de que el trato lo respeto siempre y cuando mi hijo Patricio no se muera .
—pero eso no es un trato, replico Petronio
—pues, para mi, si lo es y además le recuerdo algo, si usted no acepta mis condiciones y esconde a ese cabron al que primero mando a matar es a usted y a su familia. Ya lo sabe una semana no mas – . Con estas palabras se despidió don Roque
Petronio y Chucho se subieron a la camioneta, salieron de la pesebrera rumbo a la ciudad, Chucho ya no hablaba solo fumaba. Petronio no tenía la cabeza fría para pensar que debía hacer, estaba mas metido que el mismo Gabriel en el problema, no tenía camino con caras perdía y con letras lo mataban. Y para rematar el conductor que lo había acompañado era hombre de confianza de sus viejos socios y había escuchado todo. Ese viejo si que es bien hijueputa, me esta mandando a la guerra, se decía Petronio .
—patroncito lo dejo en el hotel de la plaza de Caicedo – dijo Chucho.
—si gracias déjeme ahí.
—si quiere mañana temprano lo recojo para llevarlo al aeropuerto—.
—no se preocupe Chucho, yo tomo un taxi—.
—patroncito no se preocupe, que yo nunca entre a la pesebrera—.
—bueno gracias, entonces recójame a las seis en este hotel.
—para algo debemos servir los paisanos, dijo Chucho ,—además nunca olvide que un caballo vale mas por el afecto del amo , que por el precio pagado.
Petronio quedo un poco mas tranquilo. Los comentarios de Chucho lo tranquilizaban un poco, por lo menos tenía mas tiempo para organizar las cosas. Mañana en el trayecto hasta el aeropuerto acordaría con el conductor una respuesta estrategia para dar a sus viejos socios sobre la charla sostenida con don Roque. Solo esperaba que lo de Chucho no sea una trampa. No quedaba mas remedio tendría que esperar. Eran las cuatro y cuarenta de la tarde como estaba frente a una de las calles que daba a la plaza de Caicedo, antes de entrar al hotel resolvió buscar a la señora que vendía los zapotes. La plaza estaba casi vacía , no estaban los lustrabotas solo quedaba uno que otro vendedor de lotería .
—cual va a jugar mi señor— un pequeñito hombre maduro le ofrecía la lotería.
—no señor yo no juego lotería – dijo Petronio.
—cómpreme un pedacito, que hoy no he vendido nada ,hoy ha sido un día muy malo.
—¿y eso porque?—
—no ve que un embolador mato a otro porque le cobro a un cliente mas de la cuenta.
—haber cuénteme bien la cosa y le compro cinco pedazos.
—resulta que un cliente forastero hincha del Cali se hizo embolar por uno del América y este mamando gallo dijo que le había cobrado mas, y ahí vino el problema, un hincha del equipo contrario se metió a increpar la actitud de su colega, después se acordaron de otras cosas y se dieron puñal.
—y eso a que horas fue – pregunto Petronio.
—entre las diez y las diez y media.
—y quien murió.
—el que cobro demás.
Petronio, precisamente ese día en ese mismo lugar había sido objeto de un chiste de un sencillo embolador al quererle cobrar el doble del precio del servicio , pero que solo era una tomadera de pelo ya que el señor realmente cobro lo justo . Petronio decidió inmediatamente recogerse en el hotel, sintió pena por la suerte de la gente que como la que se rebusca su diario en la Plaza de Caicedo, no tiene permiso de la muerte para que con chiste se le pueda mamar gallo a la angustia de tener que vivir al limite su deseo de sobrevivir. Petronio llamo a la recepción, ordeno una picada y una botella pequeña de whisky. Saco de su maletín un cd del sonero mayor Ismael Rivera , lleno su vaso del amarillento liquido. Petronio bebía su licor puro , se recostó sobre el sofá , sonaba pensando en ti . Había muchas cosas en que pensar. La muerte estaba rondando su hasta hoy buena suerte.