Trabajando en una motocicleta, la mente de Morgan vagaba entre lo que sus manos estaban haciendo, y las preocupaciones que atormentaban su cabeza.
Algo estaba mal.
Algo había cambiado.
El alfa no sabía exactamente qué había sucedido o qué fue lo que cambió, pero sí sabía, que algo ocurrió en Kendall.
Y si tuviera que señalar el momento, diría que comenzó en su no cita en el centro comercial.
En un momento, todo estaba yendo de maravilla. Kendall le ayudaba a elegir ropa para su cachorro y le daba uno que otro consejo a la hora de comprar, ya sea respecto a los precios o combinaciones de conjuntos.
Si hacía o decía alguna tontería, en vez de ignorarle, el omega reía de sus payasadas al igual que su hijo, con el cual parecía realmente feliz de poder cuidarle y pasar más tiempo.
Joder,
