Cuando el automóvil se detuvo frente a su departamento, Kendall se quitó el cinturón de seguridad y su mirada recayó en el pequeño durmiente en los asientos traseros.
—Te dije que se iba a quedar dormido en el camino —pronunció con tono bajo, observando a Morgan.
—Es mejor de esa forma —expresó el alfa, observando a su hijo—. Así llegaré a recostarlo y no intentará seguir jugando.
—Quédate aquí —indicó—. No es necesario que me lleves hasta la puerta de mi casa, no quiero que lo dejes solo —expresó y abrió la puerta del auto.
Bajándose, la mirada del omega inmediatamente viajó hacia Morgan.
—Te dije que te quedaras en el auto —le reprochó.
—Está bien, solo esperaré desde aquí hasta que entres a tu casa —explicó el alfa.
—No es necesario que hagas eso, solo sube y vuelve al motor club
