[León Hernández] Cuando salimos del edificio de CarSo, Lucía y yo fuimos directo a la casa. Le pedí al chofer que me llevará hasta San Juan lo más rápido que pudiera. No imagino lo que mi madre y mi abuela sintieron cuando las desalojaron de la casa. Debí haber estado con ellas. Aprieto los puños. Cierro los ojos. La imagen de Ximena no se me borra de la mente, estoy seguro de que vio el beso que Lucía me dio, no supe que hacer en ese instante, me tomó desprevenido. Como le explicaré que Lucía y yo ya no tenemos nada que ver. Abro los ojos y la veo a un lado mío, ella me mira. —¿Cómo es que te has convertido en todo esto León? ¿Ahora hasta tienes chofer? —pregunta haciendo muecas de sorpresa. —Es una historia muy larga, mi padre al parecer era una persona con mucho dinero, me dejo todo