Capitulo 3.
Abro los ojos y no veo nada, donde estoy, camino en la oscuridad y al final percibo una leve luz, me acerco a ella y allí tumbada está Esme.
Esta débil que puedo hacer, no quiero que muera una lágrima cae sobre su nariz, ella comienza a brillar.
- tu amor me ha dado fuerzas, dice Esme emocionada
Vamos a luchar, nada ni nadie nos volverá a lastimar. Todo comienza a desvanecerse. Veo a Esme desaparecer...
Vuelvo a abrir mis ojos, estoy en una habitación blanca, veo monitores y emiten pitidos, a mi lado está mamá, parece dormida, acarició su rostro y despierta.
- mi amor, mi amor estás bien por fin despertastes.
- si, donde estamos mamá. Digo en un susurro, apenas si sale mi voz.
Estás en el hospital, cuando llegamos a casa te encontramos dormida al principio creímos que estabas cansada pero a medida que las horas pasaban nos empezamos a preocupar, no respondías y te llevamos al hospital.
El médico nos explico que habías sufrido un rechazo, que eso te estaba matando que si sobrevivas sería un milagro. Llevas una semana en coma.
Esas palabras que mi madre dijo eran duras de asimilar, pero aquí estaba lo había conseguido era fuerte.
Al rato el médico me reconoció y me dio el alta, nos marchamos a casa, los días empezaron a pasar, eran todos iguales tenia miedo de salir de casa no quería ver a nadie ni que nadie me viera.
Habían pasado tres semanas desde que él me rechazo, una mañana el timbre sonó mi madre abrió la puerta, invitó a pasar a ese hombre no lo podía ver bien, estaba escondida y no iba a permitir que nadie me viera.
Escuche a mi madre referirse a él como Alfha, escuche su voz. Era el padre William, el Alfha Sam.
Que hacía aquí en mi casa, a que habría venido? Millones de preguntas pasaban por mi cabeza.
Acerque mi oído a la puerta y me dispuse a escuchar.
- buenos días señora, se preguntara el porque de mi visita?
Mi madre asintió con su cabeza.
- se lo que pasó con su hija, mi hijo obró mal, ojalá y un día recapacite. Solo quiero saber si ella está bien, si necesitan algo.
Mi madre le explicó que yo estaba bien que había estado a punto de morir pero contra todo pronóstico estaba viva.
Añadió una última frase:
- disculpe mi atrevimiento Alfha, pero si fuera por mí, mi hija nunca perdonaría a su hijo se alejaría tanto de él que nunca la podría encontrar. Pero eso no depende de mí sino de ella, yo siempre la apoyare.
- Entiendo señora, dijo el Alfha pensativo.
- una última pregunta, de que color es su loba?
- Mmm... nose, no sabría decirle.
Mi madre estaba nerviosa lo podía notar desde aquí.
- Es blanca, verdad?
Su rostro palideció, de su boca no salían palabras.
- lo sabía, dijo él con voz entusiasta.
- solo una loba blanca podría soportar el rechazo de un Alfha. Su hija está destinada a hacer grandes cosas. Pero todo lo bueno tiene su parte mala, muchos se querrán aprovechar de su don, intentarán robar ese poder para ellos.
Me aleje de la habitación, pensando en todo lo que había escuchado, importante? Un don? Demasiadas cosas para poder procesarlas ahora.
Baje a cenar en pijama como siempre, las últimas semanas solo usaba el pijama. Suena triste ya lo sé pero no salía de casa así que para que vestirme.
- mamá, papá hay algo que quiero decirles.
- te escuchamos hija.
- He decidido que necesito un cambio, seguir aquí no me hace bien, siento que me estoy ahogando, quiero, necesito marcharme de aquí, me gustaría ir a vivir a la ciudad con tía Esther.
Mis padres aceptaron, no se podían negar sabían que yo lo necesitaba.
Me hicieron prometer que les llamaría todos los días, además ellos irían a visitarnos en todas las fiestas y en vacaciones.
Por fin llegó el día, mis maletas estaban cargadas y ahora sí empezaba mi nueva vida.
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Han pasado un dos meses desde que la rechace, gracias a mi padre supe que ella había estado a punto de morir, me explicaron que cuando una pareja es rechazada termina muriendo.
Si yo lo hubiera sabido, no lo habría echo. Ahora me doy cuenta de lo idiota que fui.
Mi padre tenía razón desde que la rechace me siento vacío es como si una parte de mi ya no estuviera, beber no sacia mi sed, la comida no me llena, compartir mi cama no me complace, siempre busco más y nadie me lo puede brindar solo ella.
Cada día salgo a la calle y la busco pero no la encuentro es como si hubiera desaparecido.
Hasta le pregunté a la mate de Tom, dónde solía ir. Ella me contó dónde solían ir pero que llevaba meses sin hablar con ella. Habían dejado de ser amigas por estar con Tom.
Maldita sea, no solo yo fui estúpido en mis convicciones sino que arrastre a lo demás conmigo.
Un día ya no pude soportarlo más echaba tanto de menos su aroma, ese rostro angelical que fui a su casa.
Abrió su madre, yo buscaba su olor pero no estaba ahí, le pregunté que si podía verla que tan solo serían unos minutos no la dañaría solo le pediría perdón y me marcharia.
Cuando creía que ve iba a cerrar la puerta en la cara, pareció apiadarse de mi. Solo me dijo que ella ya no vivía aquí, se había marchado lejos gracias a mi. Pregunté dónde había ido, pero ella solo me dijo que no me lo diría. Eso era decisión de Ariel, si quería perdonarme o volver.
Por primera vez en muchos años llore, lo tenía todo y lo deje marchar.
No sabía lo que iba a hacer con mi vida, ya no me importaba ser Alfha, ni si quiera me importaba lo que dijeran de mi. Solo me importaba una cosa en el mundo y por mi egoísmo la perdí.
Ahora sí estaba solo, durante dos largos meses Ray no había contestado a mis palabras. Sin mi mate y sin mi lobo.
Estaba en casa sentado en el porche mirando el mecer de las copas de los árboles cuando el me habló.
** Veo que te has dado cuenta, un poco tarde pero has recapacitado**
** Eres tú Ray, de verdad eres tú**
** Si, solo volveré contigo con una condición**
** Lo que me pidas, cualquier cosa que desees te daré**
** Esta bien, se que ella no está pero no dejaremos de buscarla, y cuando por fin la encontremos no importa el tiempo que sea, la conquistaremos y la haremos nuestra**
** De acuerdo Ray**
Donde estará, cuánto tiempo tardaremos en encontrarla, preguntas y preguntas llenan mi mente.
Ahora lo sé, lucharé por ella.