Mi confesión la ha dejado muda con su boca levemente abierta, donde su rostro muestra algo que no puedo descifrar con certeza. ¿Confusión? ¿Sorpresa? ¿Molestia? No lo sé, su ceño está fruncido, pero sus ojos se ven dilatados, con una chispa de diversión, pero con el rostro desencajado. Sé que no debí de decirle esto, sé que debí guardarme el secreto, pero los mismos celos me impulsaron a abrir mi boca. Esa noche yo la follé, sí, pero lo hice con rabia, con morbo, con todas las intenciones de dejarle en claro que nadie iba a hacerla sentir como yo lo hice. Quise dejar una huella, una marca inolvidable en su cuerpo con mis caricias, con mis estocadas, con mis besos. Sé que lo hice, sus gemidos me lo demostraron, su cuerpo convulsionando en cada orgasmo me lo dejó más que claro, pero yo no