—Me… parece… muy bien— logró decir Romara. La señora Fellows le levantó la cabeza con mano experta y Romara bebió del vaso, pensando que ya no le dolían tanto los labios como el día anterior. Cuando la señora Fellows volvió a colocarle la cabeza en la almohada, Romara le dijo: —Usted me llama milady, y temo que está en un error. Mi nombre es Romara Shaldon. . . señorita Shaldon. Para su sorpresa, la señora Fellows titubeó. —Su Señoría. Lord Ravenscar— dijo—, me sugirió que le dijera, si me preguntaba, que usted es ahora Lady Ravénscar. Romara la miró llena de sorpresa, con su único ojo sano, diciéndose que debía tratarse de un caso de identidad errónea. Quien la había llevado ahí debió pensar que era otra persona. —Mi nombre es… Romara Shaldon— reiteró— y no conozco a… Lord Ravensc